La Vanguardia (1ª edición)

El piragüista Walz da otro oro al equipo español

Marcus Cooper, de padre inglés y madre alemana, da la sorpresa y se proclama campeón tras una remontada

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Enviado especial

Marcus Cooper Walz nació en Oxford, de madre alemana y padre inglés, pero lleva toda la vida en Mallorca. Ayer ganó el oro en la prueba de K-1 1.000 metros.

“Mi nombre es Marcus Cooper y mi apellido es Walz. En el piragüismo me conocen como Cooper, pero me podéis llamar como queráis”. Rubio, ojos azules, fortísimo de torso, es también campeón olímpico. Un rey inesperado que nació en Oxford, que cuando apenas caminaba se trasladó con sus padres, un inglés y una alemana, a Santanyí, junto a Portopetro, en Mallorca, y que se siente “del todo español”.

Es oro desde ayer, cuando culminó una remontada espectacul­ar en la prueba de piragüismo K-1 1.000 metros porque a falta de 250 iba quinto. “Ha sido la mejor carrera de mi vida. La mejor estrategia que nunca he empleado”, asegura Cooper, con la medalla al cuello y “todavía en una nube”. Pero muy sereno para tener 21 años y no imaginar nadie que fuera a colgarse el oro olímpico. “No os voy a engañar, mi objetivo era ser campeón, pero no ahora, sino a partir de Tokio. Esto tan pronto no me lo esperaba”.

Y menos en una distancia que no es la suya. Él prefiere los 500, una prueba más explosiva, más corta. “Por eso compite así. Su salida ha sido fulgurante, pero luego a los 400 metros baja el ritmo mucho porque a nivel anaeróbico no lo puede resistir, aprovecha ese momento para recuperar porque recupera como nadie. Ha nacido para hacer deporte y entonces puede exprimir su final”, radiografí­a Joan de Salabert, el presidente de la Federación Balear, que se califica como su “tío deportivo”. “Su padre deportivo es Joel Badia, el que lo formó en Portopetro”, prosigue. Allí no hay mil metros, hay una entrada de mar más corta y por eso Cooper se acostumbró a una distancia menor.

“He hecho una buena remontada. Es una estrategia que llevo entrenando ya desde casa, entrenando mejor que nunca, y me he exprimido aquí. Simplement­e he hecho lo que tenía que hacer”, apunta el campeón.

En Lago Rodrigo de Freitas, bajo un sol de justicia, había una cierta decepción por el sexto puesto de Teresa Portela, por quinta vez diploma olímpico, pero los ánimos remontaron con Marcus. Primero al ver que estaba segundo tras 200 metros y después al ver que peleaba por la medalla. “He aguantado bien el paso de los 500 porque normalment­e me quedo para atrás y luego al ver que estaba cerca de los de arriba me he dicho que iba a por la victoria. Aunque no he sabido que he ganado hasta que no he cruzado la meta, nunca he mirado a los lados”. Cooper acababa de dejar en segunda posición al checo Josef Dostal, subcampeón mundial el año pasado y campeón mundial en el 2014, y al ruso Roman Anoshkin. Culminaba así un año en la montaña rusa. “La verdad es que en el 2015 tuve la peor temporada de mi vida. Empecé mal y tiré el año. Fue un problema mental y para este me dije que tenía que intentarlo, que era año olímpico, y no fue fácil estar aquí”, afirma el mallorquín.

De hecho, se clasificó de rebote para los Juegos porque un piragüista húngaro se pasó al K-2 y dejó una plaza libre. Vaya si la ha aprovechad­o. Para hacerlo también tuvo que atravesar algunas dificultad­es burocrátic­as. “No tuve la nacionalid­ad española hasta el 2015, pero yo siempre he trabajado con técnicos españoles, como Joel Badia o mi técnico actual, Luis Brasero, a los que se lo debo todo”, razona el campeón. “Si habla mejor mallorquín que inglés”, refleja el presi- dente de la Federación Balear, emocionado. “Tardamos varios años en conseguirl­e los papeles. Tuvimos que ir a Madrid y lograr que unos amigos en los juzgados lo arreglaran. Pero sin pagar, que conste”, añade.

El proceso no fue sencillo. “Era una familia desestruct­urada porque los padres se habían separado cuando él era pequeño. La madre no había empezado los trámites de nacionaliz­ación y no

LA CONFESIÓN DEL GANADOR “Mi objetivo era ser campeón olímpico, pero no aquí, en Tokio; todo esto tan pronto no lo esperaba”

encontrába­mos tampoco al padre. Pero lo empezamos nosotros y al final conseguimo­s los papeles”, recuerda Narciso Suárez, de las categorías inferiores de la Federación Española.

Tenían un diamante en bruto y querían reclutarlo para que se trasladara a la residencia Blume de Madrid y terminar de formarlo. Cuando llegó allí ya llevaba varios años de recorrido. “Empecé jugando al fútbol, pero un amigo íntimo me invitó a probar las piraguas. Allí me encontré en el cayuco viendo los peces y día tras día comprobaba que mi cuerpo se ponía fuerte, que era lo que yo quería”, evoca Cooper.

Al final de la prueba corrió a compartir su felicidad con su madre y su tío, que son los familiares que le acompañan en Río de Janeiro. “Mi madre no me ha dicho nada, simplement­e me ha dado el abrazo más grande de toda mi vida”, narró Cooper, que estudia Administra­ción y Dirección de Empresas.

Aunque su mente ya está en Tokio. “Tengo mucho recorrido”, se repite. Su éxito sólo acaba de empezar.

PROBLEMAS BUROCRÁTIC­OS A los dos años se trasladó a Santanyí, en Mallorca, aunque no obtuvo la nacionalid­ad hasta 2015

 ??  ??
 ?? BUDA MENDES / GETTY ?? Marcus Cooper Walz saluda después de conseguir un oro inesperado
BUDA MENDES / GETTY Marcus Cooper Walz saluda después de conseguir un oro inesperado
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain