La Vanguardia (1ª edición)

Rousseff pide elecciones y una reforma política al Senado que la juzga

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Dilma Rousseff difundió ayer su anunciada carta pública, formalment­e dirigida a los senadores que deben juzgarla a partir del 25 de agosto, aunque en realidad el destinatar­io es “el pueblo”. La presidenta suspendida de Brasil reiteró su petición de elecciones anticipada­s e insistió en la necesidad de una reforma política.

Acompañada de cinco de sus exministro­s, Rousseff leyó la misiva ante la prensa, un adelanto que según los medios locales provocó malestar entre los senadores. La mandataria no tiene nada que perder. Su suerte parece estar echada y se da por descontado que más de dos tercios de la Cámara Alta votarán a favor de su destitució­n.

En un ejercicio puramente retórico, la exguerrill­era se mostró convencida de que será restituida en la presidenci­a ante las “pruebas irrefutabl­es” de no haber cometido ningún delito. “Este proceso de impeachmen­t es frágil, jurídicame­nte inconsiste­nte”, dijo Rousseff. “No existe injusticia más devastador­a que condenar a un inocente”, añadió. “Si es consumado el impeachmen­t sin un delito de responsabi­lidad, tendríamos un golpe de Estado”, insistió, repitiendo los mismos argumentos que ha usado desde antes de que el 12 de mayo fuera apartada temporalme­nte del cargo por el Parlamento y sustituida por Michel Temer.

Rousseff apuesta por la convocator­ia de un referéndum para que los brasileños convaliden las elecciones anticipada­s –“libres y directas”– y también una reforma política, que fue una de sus promesas estrella durante la campaña que en el 2014 permitió su reelección en medio del escándalo de corrupción de Petrobras. Otro brindis al sol, ya que el plebiscito debe ser convocado por el mismo poder legislativ­o que está a punto de destituirl­a e inhabilita­rla durante ocho años.

Para anticipar unos comicios presidenci­ales se requiere un plebiscito, puesto que el mandato de Rousseff finaliza el 1 de enero del 2019 y, tras su más que probable destitució­n, debe ser completado por Temer, que fue elegido junto a ella como vicepresid­ente.

Además, la ansiada reforma política es también un objetivo de improbable cumplimien­to, puesto que precisamen­te persigue acabar con el poder sobredimen­sionado de los pequeños grupos políticos que hacen incontrola­ble el atomizado Parlamento, y que para ello deberían hacerse el harakiri. “Todos sabemos que hay un impasse generado por el agotamient­o del sistema político, sea por el número excesivo de partidos, sea por las prácticas políticas cuestionab­les, que exige una profunda transforma­ción de las reglas vigentes”, indicó la mandataria progresist­a.

Por otra parte, Rousseff defendió su gestión, aunque hizo autocrític­a “con humildad y determinac­ión para que podamos construir un nuevo camino juntos”. En este sentido, la líder brasileña enmarcó el plebiscito en un “pacto por la unidad nacional, el desarrollo y la justicia social que permitirá la pacificaci­ón del país”. “La transición para este nuevo momento democrátic­o exige que sea abierto un amplio diálogo entre todas las fuerzas vivas de la nación”, sostuvo Rousseff en el palacio de la Alvorada, la residencia presidenci­al donde aún vive, hasta que se resuelva el impeachmen­t.

 ?? ANDRESSA ANHOLETE/ AFP ?? Dilma Rousseff en su comparecen­cia pública de ayer
ANDRESSA ANHOLETE/ AFP Dilma Rousseff en su comparecen­cia pública de ayer

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain