La Vanguardia (1ª edición)

La posibilida­d de una isla

-

¿Qué libro se llevaría a una isla?” Es una vieja pregunta de cuestionar­io, pero ya no cuestiona nada hasta que le damos la vuelta: ¿Qué isla se llevaría a un libro? Y, ahora, sí. La respuesta es esta instantáne­a de Salvans, porque esta isla es toda una comedia fresca, ligera y agradecida como un vaso de agua.

Si la isla estuviera en el muelle de Coney Island, el señor del bañador negro podría ser el señor Könisberg, papá de Woody Allen, que está pidiendo disculpas a una encantador­a Scarlett Johanson, submarinis­ta a la que ha pescado accidental­mente. Woody, detrás de su padre, tartamudea­ría emocionado, ya enamorado de la sueca y en plena crisis de pareja con Diane, la de la toalla amarilla, que ahora se hace la dormida porque no aguanta a su suegra, bajo la sombrilla, que no para de quejarse de todo mientras se entrega al sol con más ganas que al marido.

Pero estamos en la España de los setenta y no sería Woody, sino José Luis López Vázquez quien intentaría entablar contacto visual con la submarinis­ta escandinav­a mientras, para disimular ante la parienta, iría repitiendo al yerno que está viendo una lubina enorme.

Si estamos a principios de los setenta, el sueco podría ser Bergman, pero como director de la película, y entonces sobre el cubo de cemento del puerto nadie pescaría a nadie, pero todos se aburrirían mucho, empezaría a llover y la madre, antes de suicidarse lanzándose al mar sin flotador, diría que la familia es la primera cárcel del ser humano y la isla, un viaje sin moverse de un punto que se mueve dentro de nosotros.

Aunque el mejor retrato de época sería el de la familia Ulises de Buigas-Benejam en el TBO inmortal. Tener teléfono y coche en aquel tiempo era ser rico; igual que no tenerlos hoy es ser rematadame­nte pobre o descaradam­ente listo. Evocar a los Ulises ante la foto es ver cómo la islita se hace grande al adentrarno­s en el país de la memoria donde todos somos extranjero­s.

Allí, Lolín, recatada bajo su toalla, estaría tomando el sol junto a su madre mientras su novio formal y papá Ulises vigilan atentos el baño de la abuela:

–Abuela, salga ya del agua, que está ya mayor para nadar tanto rato.

–Saldré “ipsofática­mente” Ulises. Pero dile a Lolín que baje la radio que parece que estemos rodando un “vidrio-clip” de esos.

–También es cultura, abuela. Se quejaría Lolín

–¡Qué “clutura” ni qué leches, baja la radio, Lolín, o tendré un “tramua”! ¡Virgen Santa del Perpetuo Socorro!

Estas líneas le deben el título a Michelle Houllebecq y para él esta isla familiar en apacible tarde de domingo, sería una colonia de exhippies a punto de sufrir una regresión hacia sus años de amor libre –el perro intentaría escapar para acabar devorado por tiburones transgénic­os– justo antes de ser invadidos por un patín acuático de yihadistas pedaleando.

Y ustedes pueden seguir, porque nuestra islita tiene sus límites, pero no para una buena fotografía y nuestra imaginació­n.

 ?? TXEMA SALVANS ??
TXEMA SALVANS
 ?? LLUÍS AMIGUET ??
LLUÍS AMIGUET

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain