Una canasta de Anna Cruz en el último suspiro lleva a España a las semifinales
Una canasta al límite de la catalana clasifica por primera vez a España para semifinales
Abrazos, risas, saltos, euforia. Emoción desatada en el Carioca 1 tras un final de partido increíble que clasificó a las mujeres del baloncesto español para semifinales. La primera vez que lo consiguen en unos Juegos Olímpicos. Lo merecían por una reacción en el último tramo sencillamente ejemplar. No se sabe de dónde sacaron arrestos para levantar un 52-60 contra Turquía falta de menos de cuatro minutos. La remontada tiene un nombre propio, el de la badalonesa Anna Cruz, que consiguió ocho puntos de los últimos doce de España para completar un parcial de 12-2 y pasar del 5260 al 64-62. En especial un tiro sobre la bocina que entró como una catapulta, que evitó la prórroga y que tuvo que ser revisado por los colegiados, por si era dentro o no del tiempo. Cuando se certificó el triunfo volvió a estallar la alegría. Ahora España jugará mañana contra Serbia, a la que ya derrotó en el primer partido de estos Juegos.
“No me lo pensé dos veces, cogí el balón y pensé ‘tengo que tirar como sea’. No había más tiempo. Ha sido increíble. Cuando la he visto enjado trar…una pasada”, relataba después Cruz, al borde de las lágrimas y muy atribulada por la heroicidad que había realizado. Es toda una especialista en el último balón y metió ocho de sus 14 puntos cuando el billete a la semifinal peligraba. “Me encantan estos tiros…cuando entran pero sí, me gusta jugármelos”, señaló la catalana, a la que llaman “crunchito” en el vestuario pero no quiso desvelar por qué. La jugadora, que alterna la temporada entre los Minnesota Lynx, donde ganó la WNBA, y el Dinamo de Kursk ruso, estaba que no cabía en sí de gozo. “He pensado que tenía que tirar para adelante, que había que meterla porque este equipo tiene carácter. Me he fi- en Laura Gil (pívot del equipo) que nos ha mirado y nos ha dicho ‘tenemos que ser nosotras, venga’, y me he venido muy arriba”, añadió. El equipo le rindió pleitesía empezando por el entrenador, Lucas Mondelo. “Yo a Anna le tengo que regalar un jamón porque cuando coincidimos en el Olesa en el 2009 hubo seis prórrogas y en las seis se la jugó al final para ganar el partido y la metió siempre. Y el año pasado contra Montenegro en el Eurobasket en cuartos de final, hizo lo mismo”, evocó Lucas Mondelo. “Ya sabemos a quién hay que pasarle siempre la bola para el último tiro”, explicó Sílvia Domínguez. “Es la clave de este equipo, que nunca se rinde, llevamos dando este espectáculo hace años. Nuestro objetivo era llegar a semifinales y en este sentido ya hemos cumplido”, remató la base de Montgat. A su lado Marta Xargay era la viva imagen de la alegría: “Yo ya estaba eliminada en el banquillo pero cuando la he visto entrar he saltado como una posesa, con las demás, y luego cuando ha habido la revisión por vídeo y han dicho que le daban validez lo hemos vuelto a celebrar como si antes no lo hubiéramos hecho. La identidad de este equipo es que nunca da su brazo a torcer”.
El partido se complicó sobremanera, entre otras razones porque Alba Torrens nunca se sintió a gusto (apenas 6 puntos) pero cuando quedaban menos de cuatro minutos y con ocho puntos de desventaja Mondelo pidió tiempo. “Las caras estaban muy crispadas y para relajar el ambiente les dije: ‘Chicas, como a vosotras os va la marcha, pues ahora a ganar el partido”, reveló Mondelo, que por la mañana había tuiteado: “Ningún camino fácil lleva nunca a algún lugar interesante”. Resultó premonitorio del calvario que pasaría su equipo. “Si lo sé no lo pongo”, dijo luego, entre risas. “Fue un de perdidos al río. No nos habían dejado jugar y cuando ya no había casi esperanzas nos liberamos. Ha sido impresionante. Este final ha sido muy especial. No podía ser mejor. Ya pensaremos en Serbia mañana (por hoy). Ahora a disfrutar unas horas”, apuntó la capitana Laia Palau, que corría arriba y abajo por las catacumbas del pabellón. Ahora quieren más.
“Yo a Anna le tengo que regalar un jamón porque en Olesa hizo esto seis veces y el año pasado otra vez” “Cogí el balón y me dije: ‘tengo que tirar como sea’; no había tiempo para más, ha sido una pasada”