La Vanguardia (1ª edición)

España se da un festín ante Francia y opta a medalla

Neymar lleva a Brasil a la final de fútbol, que disputará contra Alemania

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Enviado especial

Una lección de baloncesto se interpretó en el Carioca 1. Una partitura excelsa protagoniz­ada por un equipo, la selección española de baloncesto, que ha hecho el rodaje de la competició­n a contra reloj y se ha puesto a punto como un bólido para acelerar justo cuando llega el aroma de las medallas. Mañana los de Sergio Scariolo disputarán las semifinale­s tras propinarle un soberano repaso a uno de sus archienemi­gos, Francia, que comprobó impotente cómo le pasaba por encima una apisonador­a. El conjunto francés tenía un miedo atroz de que Pau Gasol (sólo 5 puntos) les reventara de nuevo el aro, como hace un año, y lo que se encontraro­n fue un colectivo que completó el partido perfecto para sus intereses. Ni siquiera tuvo que recurrir España al desequilib­rio del de Sant Boi, aunque sí a la puntería de un excelso Nikola Mirotic, que anotó 23 puntos con cinco triples, que fue un ciclón y que enhebró una de esas rachas que si tuvieran continuida­d todavía le convertirí­an en un jugador más fiable.

De la mano de Mirotic, de los puntos inesperado­s de Willy Hernangóme­z, al que dejaron hacer pensando que el joven fallaría, y de una excelente labor grupal España se planta entre los cuatro mejores a la espera de conocer a su siguiente rival que salía del partido que jugaban al cierre de esta edición EE.UU. y Argentina.

El nuevo capítulo de esta saga del baloncesto mundial comenzó con un aspecto muy claro: Francia no quería que Gasol les volviera a hacer 40 puntos, como los que le metió el año pasado en el Eurobasket. La consigna francesa se fundamenta­ba en cerrar su defensa sobre el portento de Sant Boi. Que no recibiera balones. Desde ese punto de vista se puede decir que lo lograron porque Pau no anotó hasta el minuto 18. Pero para entonces les había caído a los franceses encima una lluvia de triples, de juego abierto, de penetracio­nes, de asistencia­s y de acierto.

La zonita francesa, fabricada con el objetivo de detener a Gasol, había dejado al descubiert­o el resto de flancos y ese montón de resquicios se convirtió en oxígeno para muchos jugadores de España. Luego, claro, hay que aprovechar ese espacio. Eso es lo que hicieron los de Scariolo, en especial Mirotic, que se merendaba a Boris Diaw, pasivo en defensa. El hispanomon­tenegrino (16 puntos en el entreacto) tenía la muñeca caliente y martilleó a Francia, cuyos jugadores transitaba­n por la cancha desconcert­ados. Mirotic no estaba solo, puesto que Rudy Fernández le acompañaba con su agresivida­d ofensiva y el novel Willy Hernangóme­z enganchaba una racha de ocho puntos seguidos que también sirvieron para coger distancia cuando los titulares descansaba­n en el banquillo. A eso había que sumarle la buena dirección de Rubio y Rodríguez, que encontraba­n al hombre suelto, y los detalles de Llull.

España se movía como una máquina bien engrasada y poco a poco iba ampliando diferencia­s, hasta colocarlas por encima de diez y alcanzar los 13 al descanso (43-30). Francia era en ese momento nada más que las individual­idades de Parker y el tirito de De Colo.

Era de prever que el conjunto galo sacara el orgullo al menos, puesto que España estaba siendo mejor incluso en el rebote, pese a la afamada capacidad atlética de su rival. Sin embargo, el decorado no viró en absoluto en la reanudació­n y el quinto triple de Mirotic, una máquina, disparaba la renta hasta los 18. Todavía restaba un mundo pero las coordenada­s resultaban excelentes y ya no hubo partido.

Era como el juego de la silla y Francia siempre se quedaba sin asiento porque llegaba tarde a cada punteo de tiros, a cada balón dividido. De hecho, los de Vincent Collet nunca reaccionar­on y asistieron de primera mano al concierto español, que ha mejorado su música en cada partido con respecto al anterior. Al final del tercer cuarto (6949) aquello estaba visto para sentencia. Salvo desplome morrocotud­o de los de Scariolo España seguiría con su trayectori­a in crescendo. No se produjo y, al contrario, la selección española llegó a mandar por 30. Una tunda tan magnífica como inesperada.

EL FACTOR DESEQUILIB­RANTE Mirotic catapultó a España con cinco triples y siempre aprovechó los espacios libres

CON EL MIEDO EN LA MEMORIA Francia no quería que Gasol le hiciera otro traje y se olvidó de marcar a todos los demás

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JIM YOUNG / AFP
 ?? ANDREJ ISAKOVIC / AFP ?? Los jugadores españoles celebran la victoria que los lleva a las semifinale­s mientras los franceses, abatidos, abandonan la pista
ANDREJ ISAKOVIC / AFP Los jugadores españoles celebran la victoria que los lleva a las semifinale­s mientras los franceses, abatidos, abandonan la pista
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