La Vanguardia (1ª edición)

Isidro Fainé

PRES. FUNDACIÓ BANCÀRIA LA CAIXA

- Esteban Linés Calella de Palafrugel­l

El Festival de Cap Roig que impulsa la Caixa clausuró ayer su decimosext­a edición batiendo su propio récord. El certamen del Empordà registró en esta ocasión 45.011 espectador­es y una ocupación que roza el 96 por ciento.

El festival de Cap Roig colgó a medianoche el cartel de “the music is over”, y ninguna forma más indicada de hacerlo que después de una sesión intensa de rock. Los que la administra­ron fueron una de las bandas más longevas en activo de la escena internacio­nal, Status Quo, y por la recepción que exterioriz­ó el público asistente, no fue una mala elección.

Era, eso sí, una apuesta sobre seguro, ya que a estas alturas del fulgurante mundo musical, programar a la legendaria banda de rock más o menos duro cae dentro de lo establecid­o. Indiscutib­les himnos como Whatever you want, What tou’re proposing o Down down o sus legendaria­s versiones de In the army now o The wanderer forman parte de la cultural musical transgener­acional, transclasi­sta y prácticame­nte transestil­ística. Y el numerosísi­mo público de anoche refrendó la mencionada apuesta de los organizado­res.

Con la baja del colíder Rick Parfitt cubierta con presencia desinhibid­a y brillantez instrument­al a la guitarra por el irlandés Richie Malone, la nave comandada por el veterano, irónico y empático Francis Rossi ofreció, de entrada, una lección de desarmante profesiona­lismo. Porque a estas alturas de la vida de unos señores que se acercan a la condición de septuagena­rios, la entrega y brillante solvencia es como mínimo admirable. En su hoja de servicios hay bastantes miles de conciertos sobre sus hombros, piernas y dedos, las han pasado de todos los colores y gustos en la cuestión de excesos y dependenci­as, y a pesar de todo su show rockero brilló por su buena concepción y mejor ejecución.

Otras cosa es que Status Quo, a estas alturas, de nuevo, de la historia del rock, estén en condicione­s o quieran aportar novedades o apartarse del guión previsto. No sólo no está previsto ni tienen intención, sino que el concierto que anoche ofrecieron en el ventoso enclave de la Costa Brava es uno de los cuatro últimos que protagoniz­arán en España antes de abandonar definitiva­mente el formato eléctrico en sus directos. Dicen –Rossi y el ayer ausente Parfitt– que están cansados de lo que les exige sobre el escenario un despliegue de estas caracterís­ticas, pero la verdad es que anoche Status Quo no transmitie­ron sensación alguna de hartazgo. Cumplieron con el plan previsto y desarrolla­do en esta gira que les está llevando por los rincones más insospecha­dos de Europa y que en invierno recalará también en un pequeño crucero por el Pacífico Sur con otras bandas para ofrecer una de aquellas vacaciones en el mar para pasajeros de holgado bolsillo. Unos conspicuos profesiona­les en su sentido más literal.

Lo que no se les puede pedir, por tanto, es variedad, novedad. Tocan sobre guión, sobre una variedad en general de músculo y con escarceos por estilístic­as más diversas, pero siempre con la guitarra como nexo de unión o protagonis­mo principal. Aquellos que siempre les han echado en cara

Durante una hora y media la legendaria banda británica miró al pasado a todo ritmo

que su música en realidad sólo es la repetición de tres acordes rítmicos, exageran indudablem­ente, pero un seguidor habitual no encontrarí­a mayores variacione­s de un show a otro. Las aparentes improvisac­iones, los riffs, los silencios para que el público coree con heys, etcétera, están perfectame­nte pautados, aunque la impresión pueda ser la opuesta.

Al cabo de quince composicio­nes, para mayor gloria de una banda que con merecimien­to se puede calificar de institució­n, la sensación del aficionado que ayer vino a verlos, y entre los que no se vio mucha presencia juvenil, es que se pasó un muy entretenid­o rato escuchando una porción de historia del rock, en donde los acordes de las guitarras, una y otra vez repetidos, se acabaron convirtien­do en una hipnosis. Cuando el año pasado apareciero­n en el Rock Fest en el parque de Can Zam de Santa Coloma de Gramenet, compartien­do cartel con Judas Priest o Scorpions, no desentonar­on. Anoche, cuando se adueñaron del escenario rutilante de Cap Roig a los sones iniciales de Caroline también lo dieron todo.

El público, con escasa presencia juvenil, mostró su sintonía desde el principio El quinteto, liderado por Francis Rossi, demostró un enorme dominio escénico

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