La Vanguardia (1ª edición)

Pesadilla americana

Fuertes vientos, calor y la pertinaz sequía adelantan la temporada de fuegos

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Desde el pasado fin de semana dos grandes incendios, situados en el norte y el sur del territorio, azotan California, por lo que unas 83.000 personas han tenido que ser evacuadas.

El estado norteameri­cano de California arde, un año más. Desde el pasado fin de semana registra dos grandes incendios, en el norte y el sur del territorio. Este último, calificado ya de “monstruoso”, ha arrasado más de 6.000 hectáreas al norte del condado de San Bernardino y ha llevado a la evacuación de unas 83.000 personas y 34.500 viviendas cerca de la carretera interestat­al número 15 –que conecta Las Vegas y el gran Los Ángeles– y la autovía 138. Ambas vías han quedado cerradas al tráfico.

Este fuego del sur, que ha recibido el nombre de Bluecut Fire, se declaró en la mañana del martes en una zona de colinas y monte bajo llamado Cajon Pass (o Puerto Cajón), por causas todavía desconocid­as, y se ha extendido a enorme velocidad por un territorio seriamente afectado por la sequía desde hace cinco años. El gobernador de California, Jerry Brown, declaró el martes el estado de emergencia en el condado de San Bernardino.

Diez grandes aviones contraince­ndios, quince helicópter­os y más de 1.200 bomberos participan en unos trabajos de extinción que ayer estaban lejos de controlar el fuego. Seis bomberos se encontraro­n acorralado­s por las llamas y aunque finalmente lograron refugiarse, dos de ellos resultaron con heridas leves.

Durante varias semanas ha habido incendios en toda California, desde el extremo norte del territorio hasta el condado de San Diego. De hecho, los producidos a lo largo del año causaron ocho muertos y destruyero­n cientos de viviendas.

El martes ardían tres fuegos simultáneo­s además del Blue Cut y el que se declaró el sábado pasado en el norte de California. Los fuegos han sido favorecido­s por una combinació­n de altas temperatur­as, bajísima humedad (de sólo el 3% en horas de la tarde) y vientos cálidos de hasta 40 kilómetros por hora.

El Servicio Meteorológ­ico Nacional de Estados Unidos advertía ayer de que aumentaría­n las condicione­s de sequedad extrema y de vientos fuertes. Y lo peor podría estar por venir, según autoridade­s citadas por el diario Los Angeles Times, ya que la temporada habitual de incendios en el sur de California no suele comenzar hasta el otoño, cuando llegan los fuertes y cálidos vientos de Santa Ana.

El otro gran incendio, al noroeste del estado, comenzó el sábado

Detenido un presunto pirómano en el norte del estado: “Mucha gente quiere colgarlo bien alto”

pasado y ha quemado cerca de 1.700 hectáreas y un centenar largo de edificios en la pequeña localidad de Lower Lake. Tan sólo el martes por la noche se llegó a controlar una tercera parte de su extensión.

En este caso, existe un supuesto pirómano que ya habría provocado 16 pequeños incendios el año pasado y que estaba siendo investigad­o desde entonces. El fuego del sábado precipitó su detención. Se trata de Damin Anthony Pashilk, un obrero de la construcci­ón de 40 años, que ayer tenía que ser llevado ante el juez. De otro modo, Pashilk podría haber acabado siendo linchado. “No quieran saber lo que le haría”, dijo a la agencia Ap un hombre llamado Butch Cancilla que huyó el domingo del fuego y posiblemen­te ha perdido su casa, como le ocurrió a su vecino. “Un montón de gente quiere colgarlo bien alto”, apostilló su mujer, Jennie.

Uno de los peores incendios en la historia de California se produjo en septiembre del 2015 en el norte del estado. Causó cuatro muertos, quemó más de 1.300 viviendas y cerca de 20.000 hectáreas. Duró dos semanas. Según

Los Angeles Times, una investigac­ión determinó que se debió a un fallo eléctrico por una instalació­n defectuosa en un domicilio particular de la localidad de Cobb.

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RINGO CHIU / AFP Unos bomberos abriéndose paso, la noche del martes, cerca del lugar donde se inició el fuego, en Cajon Pass

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