Trump pierde pie
El magnate vuelve a renovar su equipo ante el retroceso en los sondeos
A 82 días para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, una ventaja de seis puntos para Hillary Clinton es decisiva. Que además la candidata del partido que ha gobernado en los últimos ocho años y que provoca rechazo en el 53% de los ciudadanos venza a Donald Trump tanto en los sondeos nacionales como en los de los estados clave (por 2,6 puntos en Ohio, 4,5 en Florida, 9,2 en Pensilvania o hasta 10 en Virginia) es demasiado. El candidato presidencial republicano, que se presenta como “un ganador”, se encuentra en su más difícil encrucijada. O revive y empieza a pintar de rojo algún swing state, o muere.
En estas circunstancias, la campaña del neoyorquino anunció ayer dos movimientos clave. El primero ha sido incorporar como director ejecutivo de su campaña a Stephen Bannon, un alto ejecutivo del portal conservador Breitbart News –que presume de antiestablishment –,y promover a Kellyanne Conway, hasta ahora analista de encuestas y asesora, a jefa de planificación de la carrera electoral. En lugar de cambiar sus ideas o modales, contrata o despide a personas de su equipo.
El segundo, y en consecuencia, ha sido desacreditar la autoridad del jefe de campaña, Paul Manafort, que sin embargo conservará el cargo. Manafort fue el escogido por su hija y ojito derecho, Ivanka, para suavizar el tono del agresivo candidato y hacerlo más presidenciable. Trump habría decidido empequeñecer sus funciones después de que una investigación de The New York Times haya revelado que Manafort aparecía dentro de la contabilidad secreta del partido del expresidente prorruso de Ucrania Víktor Yanukóvich, del que habría recibido durante seis años casi 13 millones de dólares. El mismo periódico asegura que entre las transacciones dudosas hay un acuerdo por 18 millones para vender activos de una televisión por cable a un consorcio montado por Manafort y el oligarca ruso Oleg Deripaska, aliado del presidente Vladímir Putin.
Los esfuerzos de Manafort funcionaron hasta la convención demócrata (25-28 de julio). Entonces el magnate cometió el error de faltar al respeto a Ghazala Khan, la mujer de Khizr Khan y madre de un soldado fallecido en Iraq, a la que acusó de no dar un discurso porque su marido se lo impedía. Meterse con la familia de un héroe de guerra de Iraq –el capitán Humayun Khan murió para proteger a sus compañeros– es una línea infranqueable en EE.UU., incluso para Trump. Su desenfreno ha seguido estas últimas semanas, en que ha llegado a sugerir que los defensores de la segunda enmienda recurran a las armas para frenar a Hillary Clinton, responsabilizar al presidente Obama de haber fundado el Estado Islámico o a culpar de todos sus males a los medios de comunicación “corruptos” . Si no fuera por ellos, dijo, lideraría los sondeos por un 20%.
Este comportamiento molesta a sus compañeros de partido, que ven en riesgo las mayorías en la Cámara de Representantes y el Senado.
El movimiento de arrinconar a Manafort llega menos de dos meses después de que el magnate se deshiciera, el 20 de junio, de su combativo jefe de campaña Corey Lewandowski, cuyas agresivas técnicas le ayudaron a arrasar en las primarias republicanas. Aconsejado por sus hijos adultos, sobre todo por Ivanka, Trump fue convencido de que
Stephen Bannon, de estilo combativo y populista, será el nuevo hombre fuerte Paul Manafort es acusado de haber recibido 13 millones de un partido ucraniano
estaba propagando rumores sobre su yerno, Jared Kushner. Lewandowski, que ahora es tertuliano en la CNN, firmó su sentencia tras una rueda de prensa sobre los activos del magnate en Palm Beach (Florida). Una periodista de Breitbart le acusó de haberla agarrado violentamente del brazo, y Lewandovski lo negó rotundamente, así como conocer a la reportera.
Bannon, el nuevo jefe de campaña, comparte este estilo combativo y populista, según sus allegados. “Es alguien propenso a las diatribas y actúa como un matón. Si se pensaba que Lewandowski era desafiante en ese sentido, esperad a que alguien reciba una llamada repleta de maldiciones de Steve a cualquier hora”, dijo a Politico un antiguo portavoz de Breitbart, Kurt Bardella.
Las contrataciones llegan en la misma semana que la campaña de Trump ha anunciado que pagará por primera vez para aparecer en anuncios de televisión. Hasta el momento, su capacidad para dar titulares le había permitido no gastar ni un centavo de su fortuna o de los millones de dólares que ha recaudado (80, sólo en el mes pasado) en minutos televisivos. Los republicanos creen que esto ha sido un error –cuanto más tarde entras en el juego del espacio en la pequeña pantalla, más caro se vende– y ha ayudado a que los estados clave se decanten por Clinton, que lleva bombardeando las televisiones de Pensilvania o Florida desde hace tiempo. La ex secretaria de Estado se ha gastado hasta ahora 61 millones en publicidad televisiva y en estos momentos tiene el 80% de probabilidades de sentarse en enero en el despacho oval.