Turquía liberará a 38.000 presos para dejar sitio a los golpistas
Las purgas, con 35.000 detenidos, llevan las cárceles a la saturación
Más de 17.000 personas se encuentran actualmente en prisión preventiva en Turquía debido a sus supuestos vínculos con los golpistas de la intentona del pasado 15 de julio y puede que pronto sean muchos más. Ayer el ministro de Justicia, Bekir Bozdag, anunció la pronta excarcelación de unos 38.000 presos comunes que habían sido condenados antes de la fallida asonada.
Si bien no se trata de una amnistía, más bien una puesta en libertad condicional, como hizo hincapié el ministro Bozdag, todos los encarcelados que no hayan sido condenados por crímenes graves, tales como asesinato o delitos sexuales, se podrán beneficiar de la drástica medida, que afecta a unos 93.000 de ellos, de los que 38.000 se espera salgan de inmediato. Ayer ya lo hicieron al menos 23.
A cambio, y aunque no lo mencionara Bozdag, se intentará paliar la falta de capacidad en las prisiones para afrontar las oleadas de detenciones y encarcelaciones a raíz del golpe, que causó casi trescientas víctimas mortales y unos tres mil heridos. Unas 35.000 personas fueron detenidas e interrogadas a continuación, vinculadas supuestamente a la intentona, y a pesar de que 11.000 ya han sido liberadas la saturación de las cárceles se ha hecho patente estas semanas y ha sido objeto de críticas por parte de activistas de derechos humanos, abogados y los propios nuevos y viejos inquilinos. Según Bozdag, actualmente en Turquía hay unos 214.000 reclusos.
Asimismo, las purgas continúan: a las ya casi 82.000 expulsados o suspendidos de sus trabajos en el periodo posgolpe ayer se sumaron más de forma oficial. Un total de 2.630 policías –entre ellos varios altos cargos– han sido también despedidos, hizo saber la Gaceta Oficial en Ankara.
La misma fuente recoge asimismo la expulsión de 196 personas de la institución a cargo de la información, tecnologías y comunicación. Además, otras 112 personas
Detenidos la escritora Asli Erdogan y el editor y activista de derechos humanos Ragip Zarakolu
de las fuerzas terrestres, aéreas y marítimas, aparte de otros 24 trabajadores de la Guardia Costera.
Las purgas y los encarcelamientos se han practicado hasta ahora sobre todo a funcionarios de la educación, la magistratura y las fuerzas de seguridad debido a su supuesta vinculación con el movimiento liderado por Fethullah Gülen, un imán exiliado en Estados Unidos y al que Ankara acusa de ser el cerebro del golpe.
Pero algo está cambiando porque los gülenistas no están solos: anteanoche se detenía a la escritora Asli Erdogan y se practicaban inspecciones en casas del editor y activista de derechos humanos Ragip Zarakolu y en la de la abogada y vicepresidenta de la Asociación turca de los Derechos Humanos (IHD), Eren Keskin, sobre la que ya pende una orden de arresto. Todos ellos escribían asimismo en el diario de izquierdas y prokurdo Özgür Gündem (Agenda Libre), que fue cerrado por las fuerzas especiales de la policía el pasado martes con un saldo de 24 detenciones.
Se dibuja así un doble cambio posgolpe que excluye del nuevo consenso estatal turco tanto a los gülenistas como a la población turca y kurda politizada a favor de una mayor autonomía kurda en el sureste del país.