Contratos vergonzosos
Parece que con el calor y la playa, todos los problemas, todos los sinsabores, casi desaparecen. Pero no es así de ninguna de las maneras. Ahora, ha salido a la luz la duración ínfima de algunos –demasiados– contratos. En el sistema capitalista todo vale. Es como si se jugase un partido de fútbol sin faltas, sin tarjetas, sin expulsiones, con el árbitro de convidado de piedra.
Estamos en el paraíso de los millonarios y de los multimillonarios. Los demás no contamos. ¿Cómo se puede contratar a alguien por siete días, o menos? A estos contratos se les llama minicontratos. Creo que es más acertado llamarlos los contratos de la vergüenza. El sistema parece que flaquea, pero los poderosos están más enteros que nunca. Tienen todo el poder: dinero, leyes de reforma laboral, fuerzas armadas y medios de comunicación. Eso sí, no tienen vergüenza.
JOAN PALACÍN COLL
Caldes de Montbui