Un helado como tú, tururú
He dedicado un par de noches en el bar Carajillo a ponerme al día de la farándula, que es un tema que me interesa y al que durante el año no puedo dedicar el tiempo que desearía. Una de las cosas que me han llamado la atención es el nuevo helado que ha inventado Jordi Roca, el hermano pequeño de los cocineros Roca: el Velencoco. Ha llamado al modelo Andrés Velencoso, lo ha escaneado y ha sacado el molde en 3-D. A continuación, lo ha rellenado de leche de coco, canela y leche merengada con un toque de limón. Tiene forma de polo, con su palito. El tipo aparece de brazos cruzados, como los futbolistas de las fotos, y queda cortado por los isquios (que diría Rut Vilar). Eso sí, marca un gran paquete, que no parece escaneado porque forma un bulto informal e impreciso. Los ingredientes del helado juegan con esta parte del digamos metabolismo de Velencoso.
En Barcelona, al lado de casa, tengo una tienda en la que escanean a la gente para sacar figuritas y hay algo que me preocupa. No puedes coger a tu novio o a tu suegra y decirle: “Venga un momento que la escanearemos en 3D” y unas semanas después darle la figurita con gran ceremonial el día de su santo. “¡Ahora lo entiendo! ¡Por eso me hiciste escanear en 3D!”. Estas figuritas no se pueden regalar. Y si no se pueden regalar, quiere decir que cada uno se hace su figurita. Ahora que me voy a adelgazar yo también quiero una. Y gracias a Jordi Roca y Andrés Velencoso tengo la excusa perfecta: “Me he venido a escanear en 3D, pero no es por narcisismo: ¡es que me van a hacer un helado!”.
Paso un rato imaginando helados posibles.
Ha llamado al modelo Andrés Velencoso, lo ha escaneado, ha sacado un molde en 3D y lo ha rellenado de helado de coco
Compruebo que los refajos de Mariah Carey son el chiste general esta temporada. Un Mariah Carey: de sandía y piel de ballena. A Bella Hadid la han pillado en una foto en la que los pelos de la entrepierna le salen por un ladito: de espuma seca Hurra. Pilar Rahola: de suquet de Llofriu. Empar Moliner: de salmón ahumado. De los artículos de comida de Quim Monzó se podría hacer un libro o una colección de helados como las de Magnum. Escojo un clásico: pasta (¡al dente!) y salchicha de Frankfurt (¡sin cortarla transversalmente!). Cristiano: de lapa y del bogavante azul ese tan raro que han encontrado (cómo puede haber salido este chico tan finolis viniendo de una isla donde se comen las lapas como un requisito). Messi: de Floïd.
En las memorias de Elvis Costello, que he estado leyendo estos días, explica la primera vez que viajó en primera clase de un avión, tras una gira por Japón y Australia en 1979. En aquella época era muy tímido. La azafata montó la mesa con mantel y cubiertos de plata y le pasó una carta. A su lado, una mujer joven le dijo de manera cómplice: “Yo voy a probar las ostras, ¿y tú?”. E insistió susurrante: “Tienes que probarlas, hombre. Es lo más parecido que hay a un cunnilingus”. “Decidí abstenerme de cenar, me ajusté el antifaz regalo de la compañía aérea y dormí todo lo que la ginebra me permitió”. ¡Un Costello! (ostras con ginebra, con gafas y un sombrerete).