El ‘burkini’ salpica el verano
El bañador integral ya ha llegado a playas y parques de Catalunya, mientras en el resto de Europa arrecia la polémica por la prenda
Gerardo Pisarello salió ayer al paso de las últimas noticias por la polémica del burkini, una prenda que ya ha llegado a las playas y piscinas de Catalunya, de momento sin la polémica que la ha acompañado en países como Francia, Italia o Bélgica. El primer teniente de alcalde y alcalde accidental de Barcelona defendió ayer que las mujeres tienen la libertad de “vestirse y bañarse como quieran”. El parque acuático Aquabrava de Roses (Alt Empordà) prohíbe desde hace cuatro años que los usuarios con ciertas prendas, como el burkini, utilicen los toboganes y otras atracciones.
La restricción, de la que informó el miércoles El Periódico de Catalunya, se aplica también a los pareos o a los hombres con camisetas o bañadores integrales. Este diario localizó ayer en este centro de ocio a la mujer de la foto. Si bien no llevaba un burkini –un traje de baño que sólo deja al descubierto la cara, las manos y los pies, como el de la imagen más pequeña– su presencia confirma la versión del parque: quienes decidan no utilizar una prenda de baño convencional pueden entrar, pero no usar los toboganes ni el resto de atracciones.
El caso de Aquabrava no es único en Girona. Otros dos parques acuáticos vetan el burkini en algunas instalaciones. Los responsables repiten que lo hacen por seguridad. “También prohibimos joyas, collares, brazaletes”, agrega Maribel López, directora comercial de Aquabrava. Julià LópezArenas, su colega de Aquadiver (Platja d’Aro) y Water World(Lloret de Mar), insiste en que vetan cualquier cosa, burkinis incluidos, que “puedan engancharse en las atracciones y ocasionar riesgos”. En la entrada de Aquabrava, cuelga desde hace cuatro años un cartel que informa de la prohibición. “Lo pusimos porque los clientes se quejaban si luego se les prohibía acceder a según qué atracciones: de esta manera queda claro antes de que compren el ticket”.
En Illa Fantasia (Vilassar de Dalt, en el Maresme) no se han encontrado de momento con el problema porque no les consta que nadie haya querido entrar con esta prenda. Lo mismo sucede en las piscinas municipales del resto de Catalunya. Curiosamente en Salt, un municipio gerundense con un 40% de inmigración, no se prohíbe el burkini, pero sí los manguitos y todos los flotadores que no sean de burbuja. Los hoteleros de Salou tampoco dicen conocer conflictos: sus normas no permiten bañarse con ropa por cuestiones de higiene, pero las fuentes consultadas coinciden en señalar que “si no hay quejas la política es no prohibir nada para evitar problemas”. El parque acuático de Port Aventura tampoco prohíbe explícitamente el bañador integral.