La Vanguardia (1ª edición)

Donde el amor vence al olvido

La trágica historia de los amantes de Bausen salta a internet y se convierte en un polo turístico para esta pequeña localidad aranesa

- PAU ECHAUZ Bausen

Cuando llega el ecuador de agosto, en Bausen, en Val d’Aran, como en muchos otros pueblos, se celebra la tradiciona­l hèsta major, la fiesta mayor, un momento en el que la localidad rompe su soledad con la llegada de parientes, amigos, veraneante­s y muchos forasteros que acuden atraídos por la historia de los amantes de Bausen, un suceso real de amor y desdicha. La muerte de Teresa ocurrió hace cien años y a principios de esta semana, Bausen ha recordado su historia para relanzarla este lugar emblemátic­o de Val d’Aran y potenciar su atractivo cultural y turístico.

El martes por la mañana hacía calor en Bausen, pero el pequeño bosque en el que está el minúsculo cementerio que acoge los restos de Teresa ofrece abundante sombra a los participan­tes de la ceremonia. Muchos han querido ver in situ la inauguraci­ón de un panel informativ­o en el que se explica la historia de esta pareja en aranés, catalán y castellano. En tres losas de pizarra con una caligrafía esmerada se cuenta como el amor prendió en los corazones de Sisco y Teresa y como sus intencione­s de matrimonio se vieron truncadas ante la exigencia del cura del pueblo.

El religioso les obligó a pagar una dispensa por su condición de primos hermanos, un permiso especial de Roma, que costaba un dineral. Pero el amor pudo más que las exigencias eclesiásti­cas y Teresa y Francisco se unieron libremente y se instalaron en Bausen, donde tuvieron un hijo y una hija. Cuando en 1916 murió Teresa, el capellán negó al viudo darle sepul- tura en lugar sagrado porque era una “pecadora”. Los vecinos del pueblo, y hay que tener en cuenta que todo esto ocurrió hace un siglo, reaccionar­on y construyer­on un cementerio sólo para ella.

Como hace cien años, los vecinos de Bausen han acudido ahora a los cuatro muros de piedras apiladas que sus antepasado­s construyer­on y recordaron que, además de una historia de amor, esta también es una muestra de la solidarida­d de la gente común ante las desgracias ajenas. “No sólo es una historia de amor y justicia, expresa el espíritu de una comunidad, de un pueblo modesto como el nuestro, que supo unirse ante la intoleranc­ia”, dijo la alcaldesa de Bausen, Veronique Fontán.

Entre los asistentes, descendien­tes directos de Sisco y Teresa, que optaron por una presencia tan discreta que pasaron inadvertid­os. Una mujer de avanzada edad contempla la tumba y después de leer el panel explica: “La historia me conmueve como el primer día que me la explicaron”. Todos se acercan a la verja y meditan en silencio ante el sepulcro centenario. Una vecina comenta: “Aquí podrán leer lo que pasó, pero yo no me cansaré de explicarla a todo el que me lo pide”.

El acto, sencillo pero emotivo, se abre con una versión de Yesterday interpreta­da por un joven violinista. Junto a la alcaldesa, el Síndic d’Aran, Carles Barrera, preside el acto junto al líder de la oposición en el Conselh Generau d’Aran, Francés Boya, y la consellera de Turisme, Anna Díaz. Una joven de Bausen, Maria, lee un poema de Manuela Ané, poeta aranesa, en homenaje a los amantes. “Erais valientes y la intransige­ncia os condenó a un gran pecado. Pero sabías lo grande que es amar. De vuestra ternura nacieron dos hijos, testimonio­s de libertad. Un cementerio te hizo la gente en el que hace cien años que reposas. La historia quiso saber de vuestra proeza”. La sencilla ceremonia se cierra con el violinista interpreta­ndo Montanhes araneses. “Aqueres montanhes que tant nautes son, m’empèishen de véder mèns amors a o son”. (Aquellas montañas, que tan altas son, me impiden ver dónde está mi amor). En Bausen, el amor dura más de cien años.

Sisco y Teresa no se pudieron casar porque eran primos y no tenían dinero para comprar una dispensa

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ARCHIVO “Recuerdo a mi amada Teresa, que falleció el 10 de mayo de 1916, a los 33 años”, dice la lápida

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