La selección femenina de baloncesto da el gran golpe
España vapulea a Serbia y atrapa su primera medalla en baloncesto femenino
Leticia Romero. Laura Nicholls. Sílvia Domínguez. Alba Torrens. Laia Palau. Marta Xargay. Leonor Rodríguez. Lucila Pascua. Anna Cruz. Laura Quevedo. Laura Gil. Y Astou N’Dour. Recuerden estos doce nombres porque esta docena de mujeres ha entrado en la historia del baloncesto español. Ayer el equipo de Lucas Mondelo se trabajó un soberano repaso ante Serbia, la campeona de Europa, y se clasificó para la final de los Juegos. La meque dalla olímpica, la primera en categoría femenina, que tanto ha perseguido esta generación de lujo ya es un hecho. El metal restará en sus cuellos para siempre. El podio les espera, aunque antes disputarán el partido por el título contra el ganador del Estados Unidos-Francia se jugaba al cierre de esta edición. Un premio merecidísimo a una labor de años que se ve recompensada ahora.
La euforia se desató al final del partido, con las jugadoras de Lucas Mondelo cantando y brincando por el parquet. Porque a veces el deporte es cuestión de deseo. En otras ocasiones la capacidad marca la diferencia. Pero cuando se mezclan los dos elementos es como cuando la humanidad descubrió el fuego. Porque se arma una combinación fantástica. Es lo que ocurre con la selección femenina.
El pistoletazo de salida del encuentro no pudo ser más brillante para las de Mondelo, que se lanzaban a por todos los balones como si fuera el último minuto del partido y no el advenimiento del mismo. Desde esa pelea obtenían un tesoro en forma de pelotas recuperadas. Desde ese ardor conseguían conquistar el aro rival con penetraciones como las de Anna Cruz o Laia Palau, cuyo entusiasmo es contagioso. Desde esa intensidad Laura Nicholls se hacía valer en la pintura. La defensa española era un muro para Serbia, que no encontraba a Milovanovic, la mejor jugadora del conjunto balcánico en el partido que enfrentó a ambos equipos en la primera fase. Mientras las serbias no podían anotar con regularidad, España iba sumando. Tiros libres por aquí, bandeja por allá, algún triple aislado para completar…y el marcador que era muy claro (20-9 al final del primer cuarto).
Una diferencia interesante pero irreal para la igualdad que acostumbra a existir cuando se miden estos dos equipos. Era lógico que España atravesara por momentos de zozobra y que Serbia empezara a meter algún tiro. De eso se encargaron Cado, con dos triples, Dabovic y Page. El equipo de Mondelo había perdido la claridad de ideas en ataque y había comenzado a cometer errores en los pases, lo que provocaba que Serbia intuyera el vuelco. No se produjo porque siempre mandó España,
LA GARRA, DECISIVA Pocas veces se ha visto defender a un equipo con el ardor que emplearon las jugadoras de Mondelo
aunque con la ventaja reducida en el entreacto. Unos buenos minutos de Marta Xargay, la fiabilidad de N’Dour y la regularidad de Nicholls evitaron problemas mayores y las jugadoras enfilaron el túnel de vestuario con la selección española delante (33-28).
Faltaba una segunda mitad de órdago, con la final en juego y 24 mujeres dispuestas a ganarse el billete. Ocurrió aquello que tango gusta decir a los entrenadores: que los partidos se ganan desde la defensa. Y pocas veces habrá protegido con tanta vehemencia un aro un equipo como
A PEDIR DE BOCA Nicholls dominó bajó los aros como una titán, junto a N’Dour, y Alba Torrens recuperó la muñeca
las mujeres de Mondelo. Hasta el punto de que Serbia tardó seis minutos en anotar su primera canasta tras el descanso. Un tiempo eterno durante el cual España, pasito a pasito, fue labrando su destino victorioso. Cuando Sílvia Domínguez clavo un triple al límite de la posesión (44-30) el partido tenía muy buena pinta para las españolas, con el añadido de que Alba Torren también recuperaba su excelsa muñeca.
El partido iba viento en popa aunque todavía quedaba un cuarto por jugar (53-38). Pero el trabajo ya estaba hecho. La gloria ya no se la quita nadie a estas grandes mujeres.