Carolina Marín quiere la corona del bádminton
La andaluza buscará convertirse hoy en el primer oro no asiático en bádminton
Carolina Marín gritó medalla. La andaluza se propulsó con sus alaridos a la final de bádminton y hoy buscará ser la primera campeona olímpica de la historia no asiática. Impresionante. Tras una demostración de garra, de agresividad y de psicología la onubense doblegó a la china Li Xuerui por 21-14 y 2116 en 57 minutos. La reina de Londres no pudo hacer nada para frenar al ciclón. Pero la ambición no se detiene ante nada. “Yo todavía no tengo ninguna medalla, salvo la del Rocío, luego la que salga se la iré a llevar a la virgen dentro de una semana”, afirmó Marín tras el partido. Ahora se enfrentará a la representante de India Sindhu Pusarla (15.25 horas), un partido en el que será vital el dominio de la red.
Marín y su entrenador, Fernando Rivas, lo han estudiado todo al milímetro (“hemos ensayado hasta las preguntas de los periodistas”, confiesa el técnico) y lo prichadora. mero que le dijo a su pupila tras el encuentro, el más largo que ha disputado en el torneo, fue: “Le he comentado que no se emocione. No hay espacio para la euforia. Queda un partido y hemos venido a por el oro”.
Así se lo dejó claro Marín a su contrincante, entre chillidos con casi cada punto ganado. No es una cuestión baladí, sino un arma mental. “A las chinas y sus técnicos hay que demostrarles siempre que vas a por ellas, que quieres ganarles. Nunca puedes dejar que decaiga tu lenguaje corporal ni venirte abajo en ningún momento. He mantenido mi lenguaje de lu- Por eso grito y eso pone nerviosos a la rival y sus entrenadores. Si no lo hago, piensan que estás apagada y se crecen”, razonó la doble campeona del mundo.
Lleva dos meses de preparación intensa y ardua para ponerse lo más a tono posible. “Está mejor que nunca, se ha ido pesando cada día. Lo hemos controlado todo”, relató Rivas, que valoró los logros de Marín en un deporte dominado por los asiáticos con la siguiente frase: “Es como si un atleta de las islas Maldivas, con todos los respetos, le gana a Usain Bolt en los 100 metros”.
Marín, rojo fuego, incluso las uñas, entró en el partido como un trueno. Entre una lluvia de smashes al volante, Li Xuerui se veía rápidamente desbordada por la agresividad de la andaluza, que llegaba a casi todo y que colocaba sus golpes en sitios inverosímiles. Su entrenador asentía satisfecho desde su silla. El primer set sólo emanó un color, el de Marín, que nunca estuvo por detrás y resistió las reacciones de orgullo de la vigente campeona olímpica. Después Xuerui mejoró y se colocó 1114 en la segunda manga, pero llegó una remontada furibunda que colocó el 18-16 para la española. En este punto la china se lesionó en la rodilla izquierda, estuvo unos minutos tendida sobre la pista y aunque jugó los tres últimos puntos ya no ofreció resistencia.
“La clave ha sido salir a disfrutar porque yo no defendía ninguna medalla y ella sí. Lo más importante ha sido eso y seguir una estrategia, la que teníamos fijada, que no os voy a revelar porque eso siempre es secreto”, señaló con una sonrisa juguetona.
Y es que Marín tiene muy en cuenta los aspectos psicológicos. Demora el tiempo entre punto y punto, mira a la rival, la estudia, la saca de quicio. “No se está todos los días en una final olímpica. Quiero disfrutarla, sacar mi mejor bádminton y dar el último pasito que me queda. Vamos a por el oro”, concluyó. Rivas fue más explícito con la táctica. “Lo importante era darle más velocidad al juego del que pudiera resistir la rival. Esto no es un deporte de playa, sino el más rápido de los deportes de raqueta, el volante viaja a 135 metros por segundo”. Marín es supersónica.
UNA SEMIFINAL PERFECTA “La clave ha sido salir a disfrutar porque no defendía nada y ella era la campeona olímpica”, dice Marín
LA VISIÓN DEL TÉCNICO “Le he dicho que no se emocione tanto, que nos queda un partido y hemos venido a por el oro”