El brasileño Cunha pierde su escaño y queda al borde de la detención
Dilma Rousseff cayó, pero Eduardo Cunha también. El todopoderoso y veterano político brasileño, uno de los más impopulares del país, perdió su escaño de diputado el lunes (madrugada de ayer en España) tras una votación casi unánime de sus colegas del Congreso. Cunha, en su calidad de presidente de la Cámara Baja, tomó en diciembre la decisión de admitir a trámite el impeachment que acabó con la destitución de Rousseff como presidenta de Brasil.
Sólo diez diputados apoyaron a Cunha, otros nueve se abstuvieron y 450 votaron a favor de retirarle el escaño, con lo que este ultraconservador evangélico de 57 años queda inhabilitado por ocho años, desaforado y al borde de la detención a causa de varios casos de corrupción. La pérdida del escaño y de la inmunidad parlamentaria se daba por descontada después de que en julio dimitiera de la presidencia del Congreso sin renunciar a su escaño, tras ser suspendido temporalmente de sus funciones por sus colegas.
Militante del centroderechista PMDB del presidente Michel Temer, Cunha se posicionó como abierto opositor a Rousseff mucho antes de que el partido ahora gobernante rompiera en marzo la coalición que mantenía con el Partido de los Trabajadores (PT), precipitando el juicio político contra la entonces mandataria. Cunha, vengativo, dio entonces curso al impeachment en diciembre, después de que los diputados del PT anunciaran que votarían contra él en la comisión de Ética del Congreso al confirmarse que había mentido por ocultar cuentas secretas en Suiza.
Millonario, dueño de decenas de dominios de internet vinculados a la religión y a Jesucristo, como Jesus.com, Cunha afronta ya diez denuncias por corrupción. Será investigado por el implacable juez Sérgio Moro, ya que hay pruebas de que recibió al menos 1,2 millones de euros de sobornos de Petrobras, la petrolera estatal cuyo desfalco y desviación de fondos de los que se beneficiaron políticos de todos los partidos ha llevado a la grave crisis institucional que vive Brasil, junto con la recesión económica.