Con los refugiados
De Damasc a Idomeni
Lugar y fecha: Teatre Lliure de Montjuïc (12/IX/2016) La otra noche, la noche teatral del 12 de septiembre del 2016, estaba llamada a ser histórica. El Lliure de Montjuïc aceptaba acoger la propuesta de Barcelona Playwrights dirigida a recaudar el dinero necesario –22.400 euros– para asegurar que el barco de salvamento marítimo Astral de la ONG Proactiva Open Arms pueda actuar durante quince días como mínimo en el Mediterráneo, en tareas de auxilio de refugiados que pretenden llegar a Europa, por las nuevas rutas del norte de África, entre otras. Hay que tener en cuenta, como se ha visto en las actuaciones en las costas griegas, que en un solo día el Astral puede atender a más de 2.000 personas.
“El Lliure con los refugiados” acogía, pues, una iniciativa solidaria que se titulaba De Damasc a Idomeni, así como la logística pensada y dirigida por Barcelona Playwrights. Imagínese el lector la gran sala Fabià Puigserver del Lliure de Montjuïc invadiendo gradas y escenario, liberada de obstáculos, para poder ser ocupada por 20 mesas redondas, con capacidad para ocho espectadores sentados en cada una de ellas.
Pues bien, la originalidad, el interés y la fuerza, la grandeza, diría, de la acción teatral ejemplar celebrada anteanoche se han manifestado en una generosidad sin reservas de sesenta profesionales de primer nivel del teatro catalán, conjurados para evocar mediante veinte historias diferentes los sufrimientos, las carencias, los anhelos de unas masas desvalidas que se ha convenido en llamar refugiados.
Veinte dramaturgos y dramaturgas, veinte directores y directoras se han reunido para imaginar cómo serían estas historias, cómo su necesaria brevedad no tendría que escatimar el aguijón de la tra- gedia personal o colectiva que trataran de explicar. Y veinte intérpretes –casi todas las primeras actrices, casi todos los primeros actores del país– se han querido sumar a la mágica fórmula de interpretar los textos escritos expresamente para De Damasc a Idomeni ante ocho espectadores, a una distancia de 40 o 80 centímetros de todos ellos, y en unas actuaciones no superiores a los cinco o seis minutos. He aquí unas lecciones interpretativas extraordinarias. La emoción y la persuasión de los personajes, contagiosas sin remedio. Cada actriz, cada actor, tuvieron que recorrer y actuar en seis mesas distintas, unos movimientos perfectamente ordenados por el sonido grave de una bocina conminatoria.
El lunes de De Damasc a Idome- ni se hicieron dos sesiones y sería bueno, pienso, poder hacer dos más otro día. He dicho antes que la noche del lunes podía ser histórica, y si lo fue por la actitud generosa del Lliure y de todos los artistas participantes –con Rosa Maria Sardà clausurando las sesiones con un enérgico parlamento reclamando la solidaridad de los espectadores hacia los refugiados–, no lo fue por la racanería de muchos asistentes. En la mesa del vestíbulo donde se recaudaban los donativos solidarios, se veía un gran movimiento. Los organizadores pensaban que con una aportación media de 70 euros por persona –el precio mínimo de la entrada era de 50 euros– se recaudarían los 22.400 necesarios. Pues no pudo ser: se llegó a poco más de 21.000. Una pena.