La Vanguardia (1ª edición)

Todos los partidos reprochan que las explicacio­nes no se dieran en el pleno

- BARCELONA Redacción

La comparecen­cia de Luis de Guindos fue aprovechad­a ayer por toda la oposición, e incluso por teóricos aliados del Partido Popular, Ciudadanos, para exigir las máximas responsabi­lidades políticas del Gobierno sobre el caso de José Manuel Soria. Un hombre que tuvo que dimitir en abril del 2016 del Gobierno en funciones por su vinculació­n con los papeles de Panamá y que reapareció el pasado 2 de septiembre como candidato del Ejecutivo a una dirección ejecutiva del Banco Mundial.

En el trasfondo, la crítica generaliza­da fue que las explicacio­nes sobre el caso de Soria no se hubieran realizado en el pleno del Congreso. En este contexto, Guindos pagó la inactivida­d parlamenta­ria y el “hambre” de la oposición hacia las incomparec­encias del Gobierno en funciones.

Tanto el PSOE como Podemos (que desplazó a Pablo Iglesias a la Comisión) exigieron la dimisión del ministro Guindos y Ciudadanos reclamó que “alguien asuma responsabi­lidades” en el Ejecutivo. El portavoz del PSOE en la comisión de Economía, Pedro Saura, recordó que el Gobierno de Mariano Rajoy “todavía no ha explicado por qué dimitió el ministro Soria” y calificó la propuesta de nombramien­to (después retirada a petición del propio Ejecutivo) como una recompensa al político canario, o más gráficamen­te, como una letra a un plazo de seis meses”. “Si Soria no era idóneo para estar en el Gobierno, tampoco lo es para estar en el Banco Mundial”, recordó.

Iglesias estuvo especialme­nte áspero en su intervenci­ón. Recordó que el exministro Carlos Solchaga había definido a Soria “como un buen economista aunque algo facha”, pero aseguró no entender que no se hubiera produci- do ningún tipo de concurso en la propuesta del Gobierno para el Banco Mundial. “De verdad, señor ministro, ¿realmente no había nadie mejor?”.

También inquirió al ministro por las informacio­nes aparecidas durante el mes de junio según las cuales el ministro habría ofrecido a Soria un puesto como asesor en la institució­n multilater­al, donde hubiera coincidido con la sobrina del primero, Beatriz de Guindos.

Toni Roldán, de Ciudadanos, aseguró, por su parte, que la propuesta de Soria “fue un nombramien­to político” y se preguntó por su idoneidad al recordar la afirmación realizada en su día por

Montoro tras la dimisión de Soria de Industria, según el cual “nadie que haya estado en paraísos fiscales puede estar en el Gobierno”. Roldán acabó con una pregunta: “¿Sabía Rajoy lo que hacía el ministro de Economía?”. Roldán concluyó que el cargo en el Banco Mundial “era un traje a medida” para Soria.

La diputada de ERC, Ester Capella, cuestionó “los estándares democrátic­os” del Gobierno por “la incompeten­cia y la falta de verdad” que rodearon la designació­n de Soria. “El nombramien­to de Soria es un cúmulo de mentiras de su Gobierno” y “un ejemplo más de la corrupción de la verdad y el blanqueo de la mentira”. El diputado por el Partit Demòcrata Català (PDC), Ferran Bel, calificó lo ocurrido con Soria como “un cúmulo de despropósi­tos” que la intervenci­ón del ministro “contribuye a perpetuar”.

Finalmente, el portavoz económico del PNV, Pedro Mari Azpiazu, subrayó que el nombramien­to de Soria fue “del todo inapropiad­o e inadecuado” y “una mayúscula metedura de pata en términos políticos”. Para Azpiazu, Guindos “es responsabl­e” de la designació­n, pero “el responsabl­e con mayúsculas” es Rajoy, de quien le sorprendió “el poco olfato político y la falta de tacto”.

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