Una campaña aboga por prohibir el mercurio de los empastes dentales
Una campaña de diversos grupos ecologistas ha pedido al Parlamento Europeo la prohibición del mercurio en los empastes dentales antes del año 2021, “para evitar la contaminación, y la afección a la salud y el medio ambiente de este peligroso metal pesado”, según explica Ecologistas en Acción. El Convenio de Minamata sobre Mercurio (impulsado por la ONU y firmado en el año 2013) establece la prohibición del mercurio para numerosos usos, pero en el caso de los empastes dentales sólo recomienda que se reduzca su utilización.
En la UE, las amalgamas dentales son la segunda fuente de generación de mercurio después de la industria del cloro sosa. Se estima que el 30% del mercurio va a esta finalidad. Tradicionalmente, los empastes son una amalgama de mercurio y plata, y muchas veces sus residuos (unas 90 toneladas al año) acaban en el agua (a través de los vertidos residuales de las clínicas), el aire (con las emisiones de las clínicas dentales o la incineración de residuos) o el suelo (a través de los vertederos y los entierros).
“Hace tiempo que existen alternativas eficaces y asequibles para los empastes de amalgama. Además, estos son altamente costosos si se tienen en cuenta los daños ambientales y de salud que provocan”, dice Francisco Ramos, de Ecologistas en Acción. En varios países su uso ha sido prácticamente eliminado o se ha reducido drásticamente (Suecia, Finlandia, Dinamarca u Holanda, mientras que en Alemania y el Reino Unido se advierte de que hay que desaconsejarlos en niños y mujeres embarazadas).
Los promotores de la iniciativa invocan los estudios que coinciden en que, una vez liberado, el mercurio puede convertirse en metilmercurio, una sustancia que produce graves daños cerebrales y problemas neurológicos, especialmente en niñas y niños y en el feto en desarrollo, por lo que deben ser protegidas las mujeres embarazadas o en edad fértil. Los promotores de la campaña afirman que, con independencia de si se demuestra que los empastes tienen impacto directo en la salud en las personas, al disolverse por la saliva (un asunto que es objeto de debate), su reivindicación principal es que se debe retirar su uso comercial porque de esta manera se logrará combatir la
El convenio de la ONU recomienda que se reduzca su uso y se buscan soluciones alternativas a este metal
presencia de este contaminante en el medio ambiente local y global.
El Convenio de Minamata sobre el Mercurio establece la prohibición de los productos que contengan mercurio con un calendario escalonado de entre cinco y diez años (para baterías, relojes, relés, termómetros o barómetros…). No incluye, en cambio, la prohibición de las amalgamas dentales, pero sí da recomendaciones muy claras a los gobiernos para limitar su uso y buscar soluciones alternativas.
Uno de los artículos alienta a las organizaciones profesionales y a las escuelas odontológicas a que eduquen e impartan capacitación a dentistas profesionales y estudiantes sobre el uso de empastes sin mercurio así como la promoción de las mejores prácticas de gestión de este residuo. “Ahora, queremos dar un paso más, y que sea rápido”, dice Francisco Ramos.