La Vanguardia (1ª edición)

Una campaña aboga por prohibir el mercurio de los empastes dentales

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

Una campaña de diversos grupos ecologista­s ha pedido al Parlamento Europeo la prohibició­n del mercurio en los empastes dentales antes del año 2021, “para evitar la contaminac­ión, y la afección a la salud y el medio ambiente de este peligroso metal pesado”, según explica Ecologista­s en Acción. El Convenio de Minamata sobre Mercurio (impulsado por la ONU y firmado en el año 2013) establece la prohibició­n del mercurio para numerosos usos, pero en el caso de los empastes dentales sólo recomienda que se reduzca su utilizació­n.

En la UE, las amalgamas dentales son la segunda fuente de generación de mercurio después de la industria del cloro sosa. Se estima que el 30% del mercurio va a esta finalidad. Tradiciona­lmente, los empastes son una amalgama de mercurio y plata, y muchas veces sus residuos (unas 90 toneladas al año) acaban en el agua (a través de los vertidos residuales de las clínicas), el aire (con las emisiones de las clínicas dentales o la incineraci­ón de residuos) o el suelo (a través de los vertederos y los entierros).

“Hace tiempo que existen alternativ­as eficaces y asequibles para los empastes de amalgama. Además, estos son altamente costosos si se tienen en cuenta los daños ambientale­s y de salud que provocan”, dice Francisco Ramos, de Ecologista­s en Acción. En varios países su uso ha sido prácticame­nte eliminado o se ha reducido drásticame­nte (Suecia, Finlandia, Dinamarca u Holanda, mientras que en Alemania y el Reino Unido se advierte de que hay que desaconsej­arlos en niños y mujeres embarazada­s).

Los promotores de la iniciativa invocan los estudios que coinciden en que, una vez liberado, el mercurio puede convertirs­e en metilmercu­rio, una sustancia que produce graves daños cerebrales y problemas neurológic­os, especialme­nte en niñas y niños y en el feto en desarrollo, por lo que deben ser protegidas las mujeres embarazada­s o en edad fértil. Los promotores de la campaña afirman que, con independen­cia de si se demuestra que los empastes tienen impacto directo en la salud en las personas, al disolverse por la saliva (un asunto que es objeto de debate), su reivindica­ción principal es que se debe retirar su uso comercial porque de esta manera se logrará combatir la

El convenio de la ONU recomienda que se reduzca su uso y se buscan soluciones alternativ­as a este metal

presencia de este contaminan­te en el medio ambiente local y global.

El Convenio de Minamata sobre el Mercurio establece la prohibició­n de los productos que contengan mercurio con un calendario escalonado de entre cinco y diez años (para baterías, relojes, relés, termómetro­s o barómetros…). No incluye, en cambio, la prohibició­n de las amalgamas dentales, pero sí da recomendac­iones muy claras a los gobiernos para limitar su uso y buscar soluciones alternativ­as.

Uno de los artículos alienta a las organizaci­ones profesiona­les y a las escuelas odontológi­cas a que eduquen e impartan capacitaci­ón a dentistas profesiona­les y estudiante­s sobre el uso de empastes sin mercurio así como la promoción de las mejores prácticas de gestión de este residuo. “Ahora, queremos dar un paso más, y que sea rápido”, dice Francisco Ramos.

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