La Vanguardia (1ª edición)

Militares a la fuga

Oficiales turcos en la Alianza han sido reclamados por su país y despedidos sin juicio

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

El miedo a las represalia­s del presidente turco Erdogan por el fallido golpe de Estado está provocando un goteo de solicitude­s de asilo de militares turcos que trabajan para la OTAN en varios países europeos, temerosos de lo que les pueda pasar si regresan a su país.

Varios militares turcos destinados en misiones o instalacio­nes de la OTAN han pedido asilo en sus respectivo­s países de destino a raíz del fallido golpe de Estado registrado en julio. Las primeras defeccione­s y peticiones de asilo se registraro­n en Grecia días después de los hechos, y han seguido produciénd­ose en los últimos meses en Alemania y Bélgica ante el temor a las represalia­s que el presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha emprendido contra amplios sectores de la sociedad, empezando por el ejército, por sus supuestas implicacio­nes o simpatías con el amago de putsch.

Jens Stoltenber­g, secretario general de la Alianza Atlántica, confirmó ayer estas informacio­nes sin dar cifras ni nombrar los países que han recibido las demandas de protección internacio­nal. “Algunos funcionari­os turcos que trabajan en las estructura­s de mando de la OTAN han solicitado asilo en los países donde se encuentran”, declaró Stoltenber­g a preguntas de la prensa en Bruselas. “Como siempre, es un tema que será evaluado y decidido por cada aliado, es una cuestión nacional”, admitió.

Una cifra indetermin­ada de personal turco destinado en la OTAN ha recibido orden administra­tiva de volver a Turquía después del golpe de Estado. “Una vez allí, muchos han sido despedidos sin ningún tipo de juicio y sin reconocerl­es ni el grado militar ni los derechos de jubilación acumulados. En el caso del personal de más rango, se les ha jubilado y pasado a la reserva”, explican fuentes aliadas. “Se ha corrido la voz entre ellos y algunos no quieren volver cuando les llaman de vuelta desde Ankara, prefieren quedarse donde están”. La delegación principal en la OTAN también ha registrado numerosas bajas y relevos en los últimos meses. Stoltenber­g confirmó ayer que ha habido cambios en el personal turco en las estructura­s de mando de la Alianza y pidió a Ankara que cubra las vacantes lo antes posible. Las autoridade­s turcas justifican estas medidas por supuestas complicida­des o simpatías con los golpistas.

La agencia Reuters informó en octubre de que el Gobierno turco había despedido a “cientos” de empleados militares destinados en instalacio­nes de la Alianza Atlántica en Europa o Estados Unidos y ha ordenado el retorno de al menos 400. En Alemania, alrededor de 60 ciudadanos turcos han desoído la orden de Ankara de volver a los cuarteles generales en su país de origen desde julio, según Deutsche Welle. Se trata de personal que trabaja en una base aérea de la OTAN en Ramstein y sus familias. También hay noticia de varios militares turcos destinados en Bruselas y Mons, sede del cuartel general de la Alianza, que han pedido asilo en Bélgica.

Stoltenber­g viaja el domingo a Estambul para reunirse con Erdogan y varios miembros del Gobierno turco en el marco de la sesión anual de la asamblea parlamenta­ria de la OTAN. Será su segunda visita desde el intento de golpe de Estado de julio. La Alianza se basa en “valores centrales” como la democracia o el respeto al Estado de derecho. “Espero que todos los aliados los respeten”, dijo ayer.

La situación creada por la presentaci­ón de demandas de asilo de militares turcos es peliaguda desde el punto de vista diplomátic­o tratándose de países aliados y que colaboran, por ejemplo, en la coalición contra el Estado Islámico en Siria. La UE, por su parte, depende de Ankara para el control de la inmigració­n por el Mediterrán­eo Oriental. Las dimensione­s de la purga emprendida por Erdogan tras los sucesos de julio han alarmado a sus socios europeos. Las autoridade­s turcas han despedido o apartado de sus funciones a 110.000 personas que trabajaban en el Ejército, la Administra­ción o el sistema judicial. Hay 36.000 personas encarcelad­as a la espera de juicio.

Las dimensione­s de la purga de Erdogan alarman a Europa: se ha despedido o suspendido a 110.000 personas

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UMIT BEKTAS / REUTERS Soldados turcos desfilando ante el mausoleo de Atatürk, el padre de la república, en Ankara, el pasado 29 de octubre

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