Los sondeos prevén el no en el referéndum italiano
La derrota de Renzi causaría una crisis y nuevas elecciones
La gran esperanza de Matteo Renzi es que las encuestas, como sucedió con el Brexit y con Donald Trump, también se equivoquen. De lo contrario, el primer ministro italiano sufrirá una severa derrota en el referéndum sobre la reforma constitucional del próximo 4 de diciembre, que puede abocar al país a largos meses de inestabilidad e incertidumbre políticas.
Ayer fue el último día permitido por la ley para publicar sondeos. Los grandes periódicos –Corriere della Sera, La Repubblica, La Stampa, Il Sole 24 Ore, entre otros– lo hicieron. Todos coincidieron en que vencerá el no, por un margen entre 5 y 10 puntos porcentuales. Y lo peor para Renzi es que la distancia se está ampliando, a pesar de la incansable campaña del jefe del Gobierno por toda Italia. Es cierto también que sigue habiendo un alto número de indecisos, alrededor de un 25% de los votantes.
El drama de Renzi, como sucede a menudo con los referéndums, es que personalizó tanto este reto que muchos ciudadanos optarán por el no como castigo político, para echarlo del poder o como expresión de malestar. Sólo una parte del electorado decidirá con criterios objetivos sobre las bondades o los defectos de una reforma constitucional que debe quitar poderes al Senado, facilitar la gobernabilidad y devolver al Estado competencias que ahora se comparten con las regiones.
El primer ministro, que acaba de cumplir mil días al frente del Ejecutivo –un hito relevante en un país proclive a los gobiernos breves–, no ha conseguido ni siquiera que sus correligionarios del Partido Demócrata (PD) voten en bloque afirmativamente. Hay un sector minoritario que propugna el no porque piensan que la reforma empeora la calidad democrática y entraña el peligro de caudillismo. También rechazan la reforma los conservadores de Forza Italia, la Liga Norte –antes secesionista y ahora escorada hacia el populismo ultraderechista y lepenista– y el Movimiento 5 Estrellas (M5E) del cómico Beppe Grillo, una fuerza antisistema que está ansiosa por conquistar el poder y lo ve ya factible a corto plazo.
Aunque el frente del no incluye a personajes moderados como el ex primer ministro Mario Monti y gente de la izquierda tradicional, entre ellos muchos excomunistas, si triunfa el rechazo a la reforma constitucional se va a interpretar, a nivel europeo y mundial, como una nueva expresión de la onda populista que avanza imparable en todo Occidente. Será una simplificación, sólo una parte de verdad, pero tenderá a prevalecer este análisis. La Liga Norte y el M5E contribuirán a ello.
Va a resultar muy difícil, si no imposible, para Renzi sobrevivir a una derrota. Él más que nadie necesita una legitimación popular, ya que llegó al poder, en febrero del 2014, en un cuestionado golpe interno en el PD –contra su correligionario Enrico Letta– y no como fruto de unas elecciones. Perder el referéndum significará el suspenso en una reválida imprescindible y un bofetón a su espíritu reformista. Ante esta eventualidad, se barajan varios escenarios, entre ellos la formación de un gobierno institucional, para unos pocos meses, con el único objetivo de cambiar la ley electoral –que fue diseñada pensando en la aprobación de la reforma constitucional– y preparar nuevos comicios. Ya se especula que este gabinete podría estar encabezado por el presidente del Senado, Pietro Grasso, o por el ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, para tranquilizar a los mercados. Será el presidente de la República, Sergio Mattarella, en consulta con los partidos, quien tendrá la última palabra.
El rechazo popular a la reforma constitucional sería un revés insuperable para el joven ‘premier’