La Vanguardia (1ª edición)

Recogida de basura

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Tengo aún la suficiente memoria para recordar que no hace tanto los traperos visitaban nuestras barriadas con su romana, pesando y pagándonos los trapos, papeles, cartones y botellas que luego ellos reciclaban ordenadame­nte, viviendo de un modesto negocio cuando lo llevaban al punto de recogida selectiva municipal.

Los políticos han cambiado los tiempos y, en la actualidad, esos señores del saco o están en el paro u optan por recoger basura para subsistir, o cuanta chatarra les dejamos al lado antes de que el camión automático, y con un sólo operario subcontrat­ado, se lo lleve definitiva­mente al vertedero. Años atrás, la ciudadanía iba con el cubo, y el basurero lo vaciaba en el camión. La evolución ha evitado malos olores con bolsas de plástico (a nuestro cargo), pero ahora no podemos recuperar una parte del coste de los artículos envasados que habitualme­nte adquirimos y pagamos de nuestro dinero, porque el sistema arbitrario municipal se lo queda y, además, quiere forzarnos a hacerles su servicio y que seleccione­mos dicha mercancía en cubos que no nos caben en nuestro hogar, o que la repartamos en sus contenedor­es de la calle. El servicio de recogida de basuras nos cuesta un dinero y nos amenazan con multarnos si no hacemos voluntaria­mente el reciclaje.

LLUÍS VINUESA SERRATE

Terrassa

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