La Vanguardia (1ª edición)

Pájaros, escopetas

- David Carabén

Ayer viernes, antes de ir a la escuela, mi hijo me dijo que por la tarde quería ir a una fiesta de cumpleaños en vez de ir a entrenarse. No me extrañó hasta que confesó que pretendía pasarse la fiesta jugando con una consola al FIFA. Prefería jugar al fútbol virtual antes que hacerlo de verdad. El mundo al revés, pensé. Qué remedio, prefiere la seguridad de un mundo artificial antes que sudar la camiseta. En vez de justificar­lo por la corta edad, me consolé culpando a la época. Hemos perfeccion­ado tanto la metáfora que la realidad ya no nos interesa.

Entonces cogí el diario y el director Carol dedicaba su artículo al fenómeno de la posverdad. “Lo importante no es lo que pasa, sino lo que la gente está dispuesta a creer que pasa”. Así se explicaba en parte la victoria de Trump y la del Brexit. En Opinión, Monzó denunciaba que un grupo de cursis quieren cambiar la definición académica de madre porque no les parece lo bastante exacta, y Francesc-Marc Álvaro insinuaba que la reciente campaña contra los deberes escolares se debía a la pereza que les da a los padres ayudar a los hijos en el aburrido apuro de hacer el trabajo.

En la sección de Deportes, Pallàs hacía la crónica sobre la cena en Via Veneto en que se celebró el nuevo acuerdo de patrocinio para la camiseta del Barça. Lo más interesant­e era descubrir el papel fundamenta­l de Piqué en la negociació­n. Ya se decía que Guardiola tuvo que ejercer de presidente en funciones cuando Sandro Rosell escondía la cabeza bajo el ala cada vez que tenía que plantar cara. Ahora resulta que son los jugadores quienes encuentran patrocinad­or para el club. Me temo que también es un signo de los tiempos. En los medios audiovisua­les

Ahora resulta que son los jugadores del Barça quienes encuentran patrocinad­or para el club

hace años que pasa. Resulta que si quieres hacer un programa, en la radio o en la televisión, las cadenas sólo empiezan a escucharte si ya tienes el patrocinad­or atado. Es decir, que te lo pagas tú. En la industria musical, tres cuartos de lo mismo. Las discográfi­cas han dejado de invertir en grupos nuevos y en jóvenes talentos. Sólo pretenden gestionar proyectos con una base de seguidores consolidad­a. La primera pregunta que asalta a cualquier alma sensible en esta época en que “los pájaros tiran a las escopetas”, como decía Carlos Martínez en las locuciones de Canal Plus, es tan populista y lógica como la siguiente: si no os correspond­e a vosotros tirar del carro, queridos dirigentes, ¿entonces de qué demonios servís?

Lo más cruel de la noticia es que el encabezami­ento respondía a esta pregunta con una frase del presidente que eterniza la acción de responsabi­lidad contra Laporta y que, en cambio, no se hace responsabl­e de los dos delitos fiscales en el caso Neymar. Bartomeu, dirigiéndo­se a los distinguid­os comensales, les pidió: “Firmadme la camiseta”.

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