Madre hay más que una
Marta Barceló gana el Torneig de Dramatúrgia con una familia comprada
“Esto se acaba, chato”. Y ahora, ¿qué?”, le espetan dicharacheramente dos señoras más que jubiladas a Salvador Sunyer, director del festival Temporada Alta, en la entrada de la Sala La Planeta. Son las ocho y hace frío, aunque menos que otros años. Y Sunyer les responde con humor: “Ahora Navidad”. “Ya, ¿y luego qué? Ya teníamos los lunes reservados para venir aquí”, sonríen. Un poco más adelante una mujer le subraya divertida a otra justo antes de entrar: “¡No te pierdes una!”. “Mejor esto que la farmacia”, le responde con sabio humor. Todas vienen a ver la final del VI Torneig de Dramatúrgia de Temporada Alta, que enfrenta a Jordi Vallejo y a Marta Barceló con dos historias de familia, con hijos y peculiares padres de por medio. Y muchas de ellas ya han visto todas las eliminatorias anteriores de un torneo que cada año enfrenta a ocho conocidos dramaturgos catalanes y que se ha convertido en todo un fenómeno popular en la ciudad de Girona y que ayer culminó su nueva edición con la victoria por votación popular de Tocar mare , de Marta Barceló.
Una Barceló a la que la bañolense Clàudia Cedó –ganadora del pasado concurso frente a Ramon Madaula– presentó ayer en el ring en el que se celebra este torneo como una mujer venida de “ses Illes” que afirma “que la vida comienza a los cuarenta”, frente a un Jordi Vallejo que está arrasando en estos momentos en Madrid con la comedia El test –que pronto volverá a la cartelera barcelonesa– y cuya frase, según explicó Cedó es que “cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo y hay que comer sopas de ajo”. En todo momento el torneo busca la complicidad con el público y además la consigue.
Los dos salieron al ring con guantes rojos, tuvieron a dos espectadoras para hacerles breves masajes y colocarles la toalla e incluso escenificaron un asalto de boxeo a cámara lenta y sin sangre. La sangre en escena la tenían que poner momentos después los cuatro actores elegidos para dar vida a sus obras, de 40 minutos de duración, de forma que conquistaran al público. Dos obras, la ganadora, Tocar
mare, y la finalista, Súbita, que ya habían superado otras dos eliminatorias antes de llegar anoche al último asalto y que buena parte del público se sabía de memoria. Aunque sin duda la interpretación –cada día cambian los actores, a los que se les da el texto poco antes para que se lo preparen– iba a ser un buen porcentaje de la victoria final. Anoche para Súbita los elegidos fueron Sílvia Bel y David Bagès, mientras que para Tocar mare las elegidas fueron Isabel Rocatti y María Rodríguez. Curiosamente, las dos obras son muy familiares. Súbita habla de un matrimonio que vive una ardua y por momentos delirante discusión sobre la enfermedad que le han detectado al marido. Para empezar, la esposa simplemente piensa que el extraño comportamiento de él en los últimos tiempos se debe a que la engaña con otra. Ha buscado en Google el tipo de cambios que presenta su marido y el resultado claro es la infidelidad. Pero resulta ser una enfermedad cardíaca que, explica él tras soportar los berridos de ella por estar poniéndole supuestamente los cuernos. Una enfermedad que puede provocar la muerte súbita. Es hereditaria y quizá su hijo, que les ha costado nada menos que nueve años de intentos, también la haya heredado. En la mesa se pone un juego de mentiras y medias verdades para persuadir al otro de lo que se debe hacer que acaba de forma inesperada para el esposo. Si él ha defendido las mentiras piadosas que le estaba contando a su mujer para lograr hacer todo lo que quiere a su manera con este problema, resultará que no es el único que lo ha hecho. La mujer resulta que ha jugado a lo mismo: “Es
TEATRO DE LA FAMILIA Barceló se enfrentaba en la final a una comedia familiar de Jordi Vallejo EL PREMIO La ganadora tiene como regalo la fama y una cena en El Celler de Can Roca
una mentira piadosa, una mentira que hace falta”, le espeta finalmente. La parte buena s que su hijo va a estar sano... En cuanto a la ganadora, Tocar
mare, de Marta Barceló, aborda las relaciones familiares desde un ángulo muy diferente: una madre que pone un anuncio ofreciendo sus servicios por el correspondiente estipendio a un hijo o una hija que necesiten sentirse queridos. El anuncio tiene éxito y aunque la canción dice que el cariño verdadero ni se compra ni se vende, firman un contrato para ejercer de madre e hija respectivamente, número de visitas, abrazos y comidas juntas incluidos. Es un negocio, dicen ambas: en el capitalismo de hoy todo se vende sin mayor problema, y sólo importa establecer un buen contrato que satisfaga las carencias emocionales de una hija con una infancia destructiva y de una madre que ofrece sus servicios porque no ha podido tener hijos. Pero no es un negocio con peras y manzanas y el tiempo cambiará las cosas en muchos sentidos, convirtiendo una mentira en una emocionante verdad entre unos seres necesitados que, fabricándoselo ellos, y no simplemente haciendo limonada con los limones que les da la vida, dicen, reconstruyen su vida mostrando que, familia, puede haber más de una, pero que al menos una que funcione es necesaria.