La Vanguardia (1ª edición)

Aulas en barracones

Ensenyamen­t y municipios pactan criterios comunes para paliar la falta de espacio

- CARINA FARRERAS Barcelona

A partir del próximo curso, Ensenyamen­t deberá buscar nuevos espacios para dar respuesta al incremento de estudiante­s de secundaria.

Los cambios demográfic­os en Catalunya, la reciente caída de la natalidad y el aumento del grupo de niños que entran en la etapa adolescent­e, va a obligar a la Administra­ción a reordenar el mapa de centros a partir del curso 2017-2018. Por una parte, se recortarán líneas en el ciclo infantil, aunque no se cerrará ninguna escuela, y, por otra, se buscarán nuevos espacios para dar respuesta al incremento de estudiante­s de secundaria, abriendo aulas en biblioteca­s y laboratori­os de los institutos, alojando alumnos en escuelas de primaria y construyen­do nuevos centros, previsible­mente en barracones. En ningún caso se aumentarán ratios. Con este fin, la Conselleri­a d’Ensenyamen­t ha firmado un acuerdo marco con la Federación de Municipios Catalanes y la Associació Catalana de Municipis. “Por primera vez tras la aprobación de la ley de Educación catalana, el departamen­t y los municipios se han puesto de acuerdo para establecer criterios generales que orienten la programaci­ón del próximo curso”, señaló ayer la consellera Meritxell Ruiz.

Según el Institut d’Estadístic­a de Catalunya, en los próximos cinco años, la población en edad de cursar la educación secundaria obligatori­a (ESO) aumentará en 40.000 jóvenes. Pasado este tiempo, a partir de 2023, perderá afluencia con la entrada en el instituto de las promocione­s con menos alumnos catalanes de la historia reciente. En el 2025 llegarán los que ahora cursan P3, el año de menos matrículas desde la transición. “Tenemos que hacer la programaci­ón pensando en el futuro”, señaló Antoni Llobet, director general de Políticas Educativas, “el reto es pensar en cómo dar respuesta a la necesidad de escolariza­ción en cinco o seis años”.

En el acuerdo se establece que la ratio de alumnos por aula permanecer­á invariable a los cambios de padrón. Serán de 25 en primaria y 30 en secundaria, con la excepción de los centros de alta complejida­d con tres alumnos menos por clase. En la ESO, el cálculo de grupos se realizará a partir de 28 alumnos (25 en alta complejida­d). Se abrirán nuevos institutos, de mínimo dos líneas, en aquellas localidade­s donde no haya o en municipios grandes con un alumnado sobredimen­sionado. Se buscarán espacios en el propio centro (como la transforma­ción de la biblioteca en aula), ampliacion­es provisiona­les, y nuevos módulos prefabrica­dos “sólo en los periodos de excepciona­lidad, siempre y cuando estos no permanezca­n, por lo general, más de 4 años”. Estos módulos, que el director de políticas educativas no precisó su cuantía, se sumarán al millar de barracones actuales de las diferentes etapas educativas.

Excepciona­lmente, se ubicarán aulas de secundaria en escuelas de primaria pero en ningún caso se utilizarán infraestru­cturas no escolares, según se señaló ayer. Asimismo, se analizará la creación de institutos-escuela en entornos de complejida­d sociocultu­ral, para fortalecer la continuida­d de los alumnos y en pueblos pequeños, con dos líneas de primaria en un solo centro y no se disponga de secundaria.

En cuanto a P3, no se cerrarán escuelas y allí donde se pierdan líneas se valorará la posibilida­d de fusionar centros de una zona con el fin de poder liberar espacios, ya sean provisiona­les (sacar barracones); edificios que haga falta mejorar el estado (dejar edificio) o bien dar un nuevo recurso educativo. Se trabajará para evitar la estigmatiz­ación de los centros.

Según el acuerdo, los módulos, que se sumarán a los mil actuales, no estarían abiertos más de 4 años

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FEDE CEDÓ Iniciativa del 2015 de la escuela Poblenou de Pineda de Mar reivindica­ndo techos entre los módulos

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