Conato de incendio en la central nuclear francesa de Flamanville
Un conato de incendio, consecuencia de la explosión de un ventilador, se registró ayer sobre las 9.40 de la mañana en la sala de máquinas del reactor número 1 de la anciana central nuclear normanda de Flamanville, que opera desde 1980.
“El fuego fue inmediatamente controlado por el personal” y sólo se registraron cinco afectados leves por la inhalación de humos, explicó inmediatamente una fuente de la compañía eléctrica nacional (EDF) y el prefecto del departamento de La Mancha, Jacques Witkowski.
“No ha sido un accidente nuclear, sino un problema mecánico. Un ventilador se sobrecalentó, se incendió y provocó humo, un evento menor”, explicó Witkowski.
El reactor se desconectó automáticamente por el accidente, algo que no ocurría en esta central desde hacía siete años.
“No ha habido consecuencias para la seguridad de la instalación ni para el medio ambiente”, explicó la compañía sin aclarar cuánto tiempo estará sin funcionar el reactor concernido. Eso dependerá de los resultados de la investigación en marcha.
“No se trata de que la sala de máquinas estuviera en llamas, ha sido un incendio muy moderado”, insistió el prefecto Witkowski en una entrevista radiofónica. Otro asunto serán los posibles “daños colaterales”.
Flamanville, cuya construcción estuvo rodeada de polémica por encontrarse en una zona inundable según sus detractores, alberga dos reactores en funcionamiento. En agosto del 2015 una emisión de humo no radiactivo del segundo reactor ya creó polémica, pero sobre todo la central es importante por la construcción, iniciada en el 2007, de un tercer bloque del que será reactor de tercera generación, una tecnología que Francia promociona para sus ventas en el mundo.
Construido por EDF y Areva, el reactor de tercera generación de Flamanville ha sido promocionado como particularmente seguro y energéticamente más eficiente.
Ese reactor, de cuya conclusión se está pendiente para su exportación al Reino Unido, debería haber entrado en servicio en el 2012, pero en el 2015 se detectaron importantes defectos en su contenedor de acero. Actualmente se considera que el bloque 3 de Flamanville no podrá entrar en servicio antes del 2018. Mientras tanto su coste previsto, estimado en 3.300 millones de euros, casi se ha multiplicado por tres hasta alcanzar los 8.500 millones.