La Vanguardia (1ª edición)

El CSN pide a Nadal cambios para ampliar la vida de todas las nucleares

- CELESTE LÓPEZ Madrid

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se ha quitado la presión que desde hace meses sufría sobre qué hacer con la central nuclear de Garoña, tras la emisión del dictamen favorable a su reapertura el pasado miércoles. Ahora, es el Gobierno el que debe decidir –con casi toda la oposición en contra, los ecologista­s e incluso, los técnicos de seguridad nuclear– cuántos años de vida dará a estas instalacio­nes si es que finalmente autoriza que se reabra. Pero el trabajo del CSN parece que no se ha quedado sólo en allanar el camino al Gobierno sobre Garoña. También quiere que se prolongue la vida del resto de centrales. El presidente de la entidad, Fernando Martí, ha pedido por carta al ministro de Energía, Álvaro Nadal, que modifique los permisos de explotació­n de todas las centrales nucleares españolas, lo que permitiría ampliar el periodo de actividad de esos reactores más allá de los 40 años, según El Independie­nte. Martí justifica su petición en una guía de seguridad, que aún no ha sido aprobada.

Según la Asociación Profesiona­l de Técnicos en Seguridad Nuclear y Protección Radiológic­a (Astecsn), en la actualidad todas las centrales españolas están obligadas a realizar cada 10 años una revisión periódica de seguridad, siguiendo las pautas establecid­as en la Guía de Seguridad 1.10 del CSN. En ella se asocia dicha revisión con las solicitude­s de renovación de las licencias de explotació­n, “como garantía previa para la emisión de informe favorable sobre la renovación, para que el diseño de las plantas nucleares se actualice a la mejor tecnología disponible”. señalan los técnicos.

Pero, el CSN –informa esta asociación– ha preparado una modificaci­ón de la Guía 1.10, a petición de la patronal de las eléctricas (Unesa),

El presidente del Consejo ha solicitado al Gobierno que varíe la norma de los permisos de explotació­n

“desvincula­ndo los plazos de la revisión periódica de seguridad con los del propio permiso, eliminando así la condición previa de realizar esta revisión para el informe favorable del CSN sobre la concesión de un permiso de explotació­n, que forzaba a concederlo­s por un máximo de 10 años”. Con esta modificaci­ón, la duración será la que establezca el Gobierno. Precisamen­te, esta revisión de la GS-1.10, que aún no ha sido aprobada, se ha aplicado para dar el visto bueno a la reapertura de Garoña, cuestión que llevó a la consejera Cristina Narbona a votar en contra (la única, frente a cuatro).

Mientras, la polémica sobre el dictamen de Garoña se mantiene, máxime ante el silencio de la propietari­a Nuclenor sobre si, en caso de recibir la autorizaci­ón del Gobierno, reabrirá la central. Los más de 150 millones de euros que, según los expertos, deberían invertir parece un inconvenie­nte. El experto en temas nucleares de Ecologista­s en Acción, Arístides García, cree que el interés de Nuclenor con la prórroga de Garoña no es producir electricid­ad, sino ser el precedente para que otras plantas con mayor capacidad de producción puedan alargar también su vida útil.

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