Jackie Kennedy también sabía decir no
De su letra manuscrita se deduce una clara determinación, más allá de la imagen pública de una mujer que hoy sigue siendo un referente como primera dama en Estados Unidos.
En noviembre de 1967, cuatro años después del asesinato de su marido, Jackie Kennedy le escribió una carta a su íntimo amigo David Ormsby, que había cultivado una profunda relación con el difunto presidente y que el gobierno británico envió a Washington como embajador en 1960. La misiva contenía un no por respuesta a la petición de matrimonio que le formuló el también conocido como Lord Harlech. Su esposa había fallecido en un accidente de coche en mayo de ese mismo 1967.
Entre la angustia y una cierta crueldad, la viuda escribió la razón de su rechazo y por qué había optado por el millonario Aristóteles Onassis. “Si alguna vez puedo encontrar consuelo y confort, ha de ser con alguien que no forme parte del mundo de mi pasado y mi dolor... Yo puedo hallar eso ahora, si el mundo nos lo permite”, señalaba.
Esta y otras 17 cartas aparecieron en una caja de piel roja en medio de las pertenencias de Ormsby, que murió en 1985, en su mansión de Gales. El próximo mes saldrán a subasta en Londres. Su nieto quiere utilizar la recaudación para reparar la vivienda.
Meses antes de esa misiva, Jackie y el Lord habían ocupado los titulares. Se habló de una vinculación sentimental después de que ambos visitaran Camboya.
En otro envío, este de noviembre de 1968, al mes de casarse con Onassis, Jackie le hacer ver a Ormsby que “nos conocemos demasiado y hemos compartido muchas cosas y pérdidas”. Se deduce que el amigo no entiende su elección. “Sé que ha sido una sorpresa para muchos –le responde ella–,... pero él (Onassis) es un solitario y quiere protegerme de la soledad. Es sabio y generoso”.
Y le consuela: “Tú eres mi querido hermano”.