La Berlinale abre con swing y avisos a Trump
‘Django’, sobre el guitarrista gitano de jazz y los nazis, inaugura un certamen reflexivo
Se le nombró en las preguntas; se evitó mencionarle en las respuestas. Pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus primeras decisiones estuvieron muy presentes en el modo en que el jurado de la Berlinale, el festival de cine de Berlín, un certamen con reputación de político, se presentó ayer ante la prensa en el día de arranque de su 67.ª edición. “Es un momento increíble para ser americano en un festival internacional; y quiero que se sepa que hay mucha gente en mi país dispuesta a resistir”, afirmó la actriz estadounidense Maggie Gyllenhaal, integrante del jurado, que preside el director neerlandés Paul Verhoeven.
Al respecto, otro miembro del jurado, el actor y director mexicano Diego Luna, se permitió echar mano de la historia del siglo XX con humor, sin citar de modo expreso el reforzado muro fronterizo prometido por Trump entre su país y Estados Unidos. “Voy a investigar en Berlín, aquí hay muchos expertos en derribar muros, y me llevaré la información a México –dijo Luna–. Lo único positivo es que habrá una reacción, y yo quiero formar parte”. El mexicano, un valor al alza en Hollywood, explicó que cruza la frontera tres o cuatro veces al mes. “Tengo muchas historias de amor con Estados Unidos, y no voy a permitir que se vengan abajo”, insistió.
El presidente del jurado, Paul Verhoeven –envuelto en las mieles del Globo de Oro cosechado por su filme Elle–, se mostró menos explícito con ese tema que flotaba en el aire. Dijo que esperaba ver “películas distintas, mejor si son controvertidas”, y que el jurado pueda así tener “debates acalorados, incluso enfados, pero mucho entusiasmo”.
Por el favor de este jurado internacional de siete miembros, encargado de otorgar el Oso de Oro a la mejor película y los Osos de Plata en las distintas categorías, competirán en los próximos días 18 cintas. Una de ellas, la francesa Django, abrió la gala de inauguración, cuya alfombra roja en la Potsdamer Platz fue transitada anoche por menos estrellas de relumbrón que otros años. Al hacer su criba de filmes, el director de la Berlinale, el carismático Dieter Kosslick, ha optado por muchos nombres no necesariamente archiconocidos por el gran público.
Para empezar, la película de apertura, Django, es del debutante francés Étienne Comar, hasta ahora guionista y productor. Relata la peripecia del gran guitarrista gitano de jazz Django Reinhardt, que vive con relativa tranquilidad en la Francia ocupada de 1943 gracias al tirón de su swing, que agrada también a muchos nazis, aunque la mayoría lo consideren “música de negros y monos”. En París, Django (Reda Kateb) se abstrae de la persecución que sufre su pueblo. Se estima que los nazis asesinaron a entre 250.000 y medio millón de gitanos, un genocidio que en lengua romaní se llama Porrajmos (devorando).
Django es requerido por los ocupantes para ir de gira a Alemania y actuar ante las tropas ante Joseph Goebbels, y quizá ante el propio Hitler, pero su antigua amante Louise (Cécile de France), conjurada con su esposa gitana Naguine (Beata Palya), le conmina a huir a Suiza. La familia queda varada a orillas del fronterizo lago Lemán, confiando en poder cruzarlo, una imagen de espera junto al agua que hizo pensar a muchos espectadores en las recientes imágenes de refugiados aguardando para embarcarse en el Mediterráneo rumbo a Europa.
“Me he dado cuenta de que hay un gran número de paralelismos; con los refugiados y el modo en que hoy en día se puede constreñir a las personas, impidiendo que viajen y se desplacen libremente”, dijo en rueda de prensa el director Étienne Comar, al ser preguntado sobre qué supone estrenar una película sobre los comportamientos de la Alemania nazi en la capital del país que desde el 2015 se ha convertido en lugar de acogida de más un millón de solicitantes de asilo. “Quería centrarme en el periodo histórico porque no quería rodar un biopic, sino relatar una historia que tiene correspondencias con el periodo contemporáneo, con el estatus del artista cuando el mundo está en crisis”, añadió Comar.
Otra de las 18 películas a concurso, The dinner (La cena) –que se proyecta hoy– ha propiciado que su actor principal, Richard Gere, se entrevistara con la canciller alemana, Angela Merkel. Gere fue recibido ayer en la Cancillería como presidente de la junta directiva de la oenegé International Campaign for Tibet. El miércoles, tras verse con una representante de Los Verdes, Gere empleó un tono similar al de los miembros del jurado, sin citar a Trump: “Soy de un país que en este momento es muy caótico. Y, dicho con franqueza, miramos hacia Alemania en busca de inspiración”.
La foto con Angela Merkel –a quien muchos analistas señalan como principal defensora global de los valores transatlánticos de los que Trump abdica– tiene ahora ese valor añadido en Hollywood, objeto de las iras del presidente republica-
LA ESTADOUNIDENSE DEL JURADO “Hay mucha gente en mi país dispuesta a resistir”, dijo la actriz Maggie Gyllenhaal EL MEXICANO DIEGO LUNA “Voy a investigar en Berlín, aquí hay muchos expertos en derribar muros”
no. Pero la canciller ya poseía tirón con ciertos astros estadounidenses. En la Berlinale del 2016, Merkel habló de refugiados con George Clooney y su esposa, y en esa edición se llevó el Oso de Oro el documental italiano Fuocoammare, de Gianfranco Rosi, sobre los migrantes que arriban a Lampedusa. Este año el tema figura en una de las cintas a concurso: Toivon tuolla puolen (El otro lado de la esperanza), del finlandés Aki Kaurismäki.
En la liza por los Osos se cuela España por la vía de la coproducción (con Alemania, Chile y EE.UU.) con Una mujer fantástica del argentino Sebastián Lelio. Y hay bastante cine asiático y del Este de Europa, y otra película con rostros famosos: The party (La fiesta), con Bruno Ganz y Kristin Scott Thomas.
Decidirán como jurado el destino de los Osos –además de los citados Verhoeven, Gyllenhaal y Luna– el artista islandés Olafur Eliasson, la productora tunecina Dora Bouchoucha Fourati, la actriz alemana Julia Jentsch y el director chino Wang Quan’an. “No estamos aquí para enviar mensajes –dijo Diego Luna sobre la función del jurado–, sino para recibirlos, para escuchar voces distintas y celebrarlas”.