La Vanguardia (1ª edición)

“Sigo sin entender nada”

Adel Mechaal se entrena en Madrid, vetado en la residencia Blume, mientras espera la absolución de la Aepsad

- SERGIO HEREDIA Sabadell

Estamos en Sabadell. El martes. Adel Mechaal (26) entra como un tiro en la última curva. Ha abierto un margen de diez metros sobre sus perseguido­res. Vuela hacia una gran marca en los 3.000 m. Mira atrás. Ve que ya no van a cogerle. Abre los brazos y manda un beso a la grada. Y se pasea en la última recta. Gana en 7m48s39.

Una hora más tarde, aún está firmando autógrafos a pie de pista. Posa para las selfies.

–¿Tú también quieres una? –pregunta a unos pequeños–. Venga, dame el móvil que la echo.

Los pequeños abren los ojos como platos. Ríen. Voy a ver a Mechaal. –¿A qué venían tantos besos a la grada? ¿No ha perdido tiempo?

–Me da igual. Estaban mis padres. Han venido a verme. A ellos se lo dedicaba. Estos días están siendo muy duros...

Desde agosto, Mechaal vive en una montaña rusa. Poco antes de subirse al avión para volar a Río, le llamaban a su casa en Palamós. Le dijeron que estaba suspendido. La IAAF y la Agencia Española Antidopaje (Aepsad) entendían que Mechaal se había saltado tres controles antidopaje en el 2016. Equivalía a un positivo. Dos años de sanción. No podía competir en los Juegos.

Sus abogados se movieron y Mechaal reclamó contra la suspensión. Admitió haberse saltado un control, pero alegó que los agentes habían apuntado mal su dirección en los otros dos episodios. Fueron a un lugar. Mechaal estaba en otro.

Su caso entró en stand by. Pudo ir a Río. Disputó los 5.000 m y los 1.500 m.

Aquello no acabó ahí. La IAAF insistió meses más tarde. Instó a la Aepsad para que solucionar­a el caso Mechaal. La Aepsad le suspendió por trece meses. Mechaal volvió a recurrir, ahora ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS). Y este le concedió la cautelar. Por ahora, Mechaal –nació en Tetuán; vive en Palamós desde los cinco años– puede competir.

–Poca broma. El TAS solo concede la cautelar si interpreta que el atleta, posiblemen­te, tiene la razón –dicen fuentes del caso.

Bajo esas circunstan­cias, Mechaal corrió en Sabadell. Y aspira a participar en el Europeo de pista cubierta en Belgrado, a principios de marzo. E incluso en el Mundial de cross de Kampala.

Donde no puede entrar es en la residencia Blume de Madrid.

–Sigo sin entender nada. Alucino. Tengo la sensación de que hay algo personal conmigo. Es una situación surrealist­a –dice.

En septiembre, Mechaal decidió irse a Madrid. Había pedido una excedencia de cinco años al Ayuntamien­to de Calonge, en cuyo polideport­ivo trabaja como funcionari­o. Quería volar para perseguir su sueño. Ser un profesiona­l del atletismo.

Lanzó un mensaje en las redes sociales. Dijo que le gustaría que le entrenase Antonio Serrano, y con él que se fue. Serrano ha dirigido las carreras de Chema Martínez, Juan Carlos de la Ossa, Juan Carlos Higuero, Alessandra Aguilar, Javi Guerra o Pablo Villalobos, entre otras docenas.

–Yo creí en él y aquí lo tengo –dice Serrano, que atiende a La Vanguardia por teléfono.

–¿Y Mechaal no puede entrar en la Blume? –le pregunto.

–No puede dormir ni comer allí. Es una faena.

El Consejo Superior de Deportes (CSD) gestiona la Blume. Lo hace bajo las órdenes del Estado, que entiende, siguiendo las instruccio­nes de la Aepsad, que Mechaal está sancionado. Al menos, mientras no se resuelva su absolución. La cautelar sí le permite entrenarse en las pistas.

–Pero es todo un disparate. Junto a mi hermano Said (un júnior que corre los 10.000 m), he tenido que alquilarme un piso (en el barrio de Moncloa, cerca de la Blume) –dice Mechaal.

El alquiler va a su cuenta. Y está sin becas. Se entrena sin red.

–¿Cómo lleva Mechaal todo esto? –le pregunto a Serrano.

–Tiene que coger el autobús para venir a entrenarse. Si viviera en la Blume, estaría a treinta segundos de la pista. Aunque lo lleva bien. Es un tipo extroverti­do. Se ha integrado en el grupo. Tiene unas tremendas cualidades físicas. A veces tengo que frenarle. Está loco por correr.

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LLIBERT TEIXIDÓ Adel Mechaal, con el dorsal 20, corre a mitad de grupo, el martes, durante los 3.000 m de la reunión de Sabadell; ganó en 7m48s39

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