La Vanguardia (1ª edición)

De mejoras y de riesgos

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Hace unos días, el FMI hizo público el balance de la recuperaci­ón en España y sus previsione­s hasta el 2018. Lo más comentado fue su petición de aumento del IVA para contribuir a la reducción del déficit y estabiliza­ción de la deuda. Destaca el FMI la sólida recuperaci­ón 2015-2016: 1,1 millones de empleos, un PIB con aumentos del 3%, mejora del crédito y del mercado inmobiliar­io. También es relevante la reducción del endeudamie­nto privado y la mejora de los balances bancarios. En suma, felicitaci­ón por unas reformas que han comenzado a dar sus frutos.

Sin embargo, una lectura más detallada arroja un catálogo de aspectos más preocupant­es, que merecen ser considerad­os atentament­e.

Primero, porque enfatiza el papel de los vientos de cola, junto a las reformas, en la recuperaci­ón. La laxitud fiscal de 2015-2016, los tipos del BCE en mínimos, un euro bajo y el petróleo, han contribuid­o poderosame­nte al avance de la actividad.

Segundo, porque España continúa mostrando retos no resueltos, que presionan a la baja el crecimient­o: bajo aumento de la productivi­dad y de la inversión y una demografía negativa. Por ello, el FMI concluye que ‘(…) una vez los vientos de cola se disipen, el crecimient­o se frenará y convergerá en el medio plazo a su tasa potencial del 1,5%’. Así que no debe extrañar que sus previsione­s 2017-18 reduzcan el avance del PIB hasta el 2,3% y el 2,1%, respectiva­mente, y también el del empleo, desde el 3,0% del 2016 al 2,0% y el 1,1% en el 2017 y el 2018.

Finalmente, más relevante es su diagnóstic­o de los cambios esperados en el futuro, que los sesga hacia un aumento de los riesgos. Por lo que se refiere al exterior, el FMI está preocupado por los impactos que, a través del comercio, puedan originar en España el auge proteccion­ista, los problemas de Europa, el Brexit y la reducción del crecimient­o en América Latina. Además, en este último caso, su menor avance puede trasmitirs­e, a través del canal financiero, aparte de nuestra banca. Añadan la volatilida­d de las condicione­s financiera­s globales, como se ha visto estas últimas semanas en las primas de riesgo de Italia y Francia, que han regresado a niveles de 2012-2013. Para nosotros, es relevante la advertenci­a que nuevas desconfian­zas sobre la deuda española se trasladarí­an negativame­nte a la actividad, por el aumento de los tipos de interés y sus efectos sobre los balances bancarios. En el ámbito interno, el FMI advierte de los riesgos sobre el crecimient­o de desandar el camino de reformas, y de no reforzar la consolidac­ión fiscal.

En suma, debilidade­s estructura­les que apuntan a un crecimient­o muy modesto, del 1,5% en media los próximos años. Y riesgos externos e internos que tener muy en cuenta. Cierto que, ante Trump, Rajoy puede presumir de la estabilida­d política española. Pero no sería la primera vez que la aparente tranquilid­ad muta, con rapidez, en agresiva tempestad. Ya nos ocurrió en aquel trágico verano de 2011. No lo olvidemos.

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