Alemania acelera la repatriación de su oro desde EE.UU. y Francia
El Bundesbank, el banco central alemán, repatrió durante el 2016 hasta 216 toneladas de oro, un 2,8% más que el año anterior, que fueron depositadas en Frankfurt, donde Alemania atesora ya el 47,9% de sus reservas del metal precioso, según informó el banco central germano.
Durante el año pasado el Bundesbank llevó de vuelta a Alemania desde la Reserva Federal de Nueva York 111 toneladas de oro, completando su objetivo de repatriar 300 toneladas hasta entonces resguardadas en EE.UU., donde el país germano mantendrá el 36,6% de sus reservas de oro. Asimismo, el Bundesbank repatrió 105 toneladas de oro desde París, donde aún conserva 91 toneladas de oro, equivalentes al 2,7% de sus reservas, que la institución tiene previsto llevar a Alemania este año.
“La repatriación de 300 toneladas de oro desde Nueva York a Frankfurt se completó durante el 2016”, declaró Carl-Ludwig Thiele, consejero del Bundesbank, y añadió que el banco central germano espera llevar de vuelta a Alemania durante el 2017 las reservas de oro que aún mantiene en París.
Además de Nueva York y París, el Bundesbank mantiene el 12,8% de las reservas de oro de Alemania depositadas en Londres. Las reservas de oro de Alemania alcanzaban las 3.378 toneladas, que a finales del 2016 tenían un valor de unos 119.300 millones de euros, lo que las convierte en las segundas mayores reservas de oro a escala mundial, sólo por detrás de las estadounidenses. De este modo, el oro representa dos terceras partes de las reservas en divisas de Alemania, mientras que el resto se compone de moneda extranjera y derechos frente al Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Bundesbank anunció en el 2013 su intención de almacenar la mitad de las reservas de oro de Alemania en el propio país en el 2020 y reducir los depósitos en otros países. Tras la II Guerra Mundial, y a raíz de los acuerdos de Bretton Woods, numerosos países europeos decidieron confiar parte de sus reservas de oro a la Fed de EE.UU. ante el temor durante la guerra fría a una confiscación en caso de una eventual invasión del ejército soviético.