Amor, juegos y penas

Lord Alfred Dubs es un parlamentario del Reino Unido, de 84 años, miembro del Partido Laborista. En su día fue uno de los 669 niños checos, la mayoría judíos, a los que salvó la vida sir Nicholas George Winton. Este hombre de negocios, al que se le llamó el Schindler británico cuando el mundo supo de su iniciativa cuarenta años más tarde, organizó el rescate de los pequeños durante la Segunda Guerra Mundial, pagó los gastos de su transporte y les encontró familias de acogida en su país. Dubs, que fue, pues, un niño refugiado huyendo de los nazis, sacó adelante hace apenas un año una iniciativa parlamentaria para acoger a menores separados de sus familias o que las hubieran perdido y que se encontraran solos en Europa, tras haber salido de Siria o cualquier otro país de la región. En otoño, empezaron a llegar los niños, primero 200 y luego 150 más, hasta una cifra prevista de 3.000. Pero la premier Theresa May ha cancelado de golpe el plan de acogida al que se había comprometido el Gobierno. Se intuía su mediocridad política, pero con esta decisión se revela su mezquindad humana. El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, la reprendió: “No podemos abandonar nuestra larga historia de ayudar a los más vulnerables, de lo que nos sentimos orgullosos”.

Coincide esta noticia con el concierto de anoche en el Palau Sant Jordi en favor de los refugiados. España se ha comprometido a acoger 16.000, si bien sólo han llegado unos cientos. Pero resultó emocionante que este concierto, iniciativa de dos jóvenes voluntarios catalanes (Ruben Wagensberg y Lara Costafreda), haya convocado al mundo de la música y haya removido conciencias. Impresionante fue escuchar a Serrat y compañía (Estopa, Amics de les Arts, Gossos...) cantar juntos Mediterráneo: “Amontonado en tu arena/ guardo amor, juegos y penas”. Cuarenta y cinco años después de ser compuesta, sonó como un himno de solidaridad. Alguien debería regalarle con urgencia el videoclip a May.