Perros en la ciudad

Es bonito tener perro, y tengo derecho a tenerlo, pero no tengo derecho a convertir algunas aceras en una cloaca, llenas de orín y caca. Tampoco tengo derecho a molestar a los vecinos cuando ladra mi perro. Tengo que aprender a ponerle bozal cuando toca y llevarlo al pipi-can porque si no en vez de educar yo al perro, él me está maleducando. Si quiero a mi perro pero desprecio a mis vecinos, algo va mal.

JOSÉ SURROCA

Barcelona