Problema de fútbol
Piqué reconoce una crisis de juego en el Barça y de confianza en los jugadores
Hacía tiempo, desde comienzos de año, que Piqué se guardaba la opinión. Cargar duramente contra los arbitrajes de San Mamés y El Madrigal le valió un doble expediente del Comité de Árbitros y el jugador se quedó solo con sus críticas cuando el club y el entrenador expresaron comprensión y respeto hacia el estamento arbitral. Piqué optó por el silencio, pero no se sintió desautorizado: “Jamás me he sentido solo en este club. Siempre me he sentido muy querido tanto por la afición como por la directiva, el entrenador y los compañeros”. El análisis fino y sincero del central con vocación de presidente era altamente recomendable en la situación de zozobra actual. Y se produjo. Piqué no se limitó a reconocer que el juego del Barça está en crisis, sino que admitió que los problemas vienen de lejos, pero elogió el trabajo de Luis Enrique para encontrar soluciones y reivindicó el apoyo de la afición.
“Cuando llegó este míster este equipo no había ganado nada. Veníamos de la mierda absoluta y con él ganamos el triplete. Entiendo que el fútbol no tiene memoria, pero me gustaría que miráramos atrás y viéramos todo el trabajo que este míster ha hecho por nosotros”. Piqué quiso desmentir drásticamente los rumores de fractura en el vestuario: “Estamos a muerte con el entrenador”. En este sentido, el defensa respaldó los planteamientos del técnico y subrayó que trabaja denodadamente en la solución de los problemas. “Estoy totalmente a favor de que tenemos que evolucionar –afirmó–. El fútbol cambia. Si jugamos como hace 6 años los equipos te cogen la matrícula, saben como atacarte”.
Según Piqué, el Barcelona tiene un problema de identidad. Se manifestó con toda crudeza en París, pero los síntomas se arrastraban desde hace tiempo. No puede establecer una fecha o un acontecimiento en particular que marcaran el inicio del declive: “No hay un partido en concreto. Van pasando los partidos y te das cuenta. En el fútbol hay mil variables. Nuestro fútbol es muy especial. Cuando van bien las cosas es espectacular, pero cuando no van bien, como en París, en defensa somos frágiles”.
Entre la multiplicidad de factores que pueden haber conducido a la crisis, el defensa subraya los tácticos y los anímicos. La confianza. “Cuando ves que pierdes algún partido, la vas perdiendo. Lo primero que tenemos que hacer es aceptar que no estamos en la situación que deseamos y a partir de aquí, mejorar. Os doy mi palabra de que estamos trabajando en ello”. Si Luis Enrique después del decepcionante partido contra el Leganés se mostró “convencido de que esto va a mejorar al mil por mil”, Piqué siguió este relato. Durante la temporada había criticado la actitud del equipo.
Ahora no. Ahora el central entiende que la clave consiste en recuperar sensaciones: “Lo más importante es que seamos reconocibles y que nuestro juego vuelva a a ser reconocible”. En Barcelona una victoria, como la del domingo, puede ser triste.
“No somos tontos y el partido contra el Leganés es una continuación de los últimos. No nos estamos encontrando cómodos, nos gusta tener la pelota mucho más de lo que la tenemos y evitar tantas transiciones en contra como las que tenemos”. Piqué realizó estas manifestaciones en la presentación de la pista de pádel de Visa Sports –empresa de su abuelo, Amador Bernabeu– que ha ideado junto al número uno, Fernando Belasteguín.
En una demostración, el defensa perdió (10-8) contra un Carles Puyol que sigue en forma. No por este derrota, sino por el tema futbolístico pidió el apoyo de los aficionados y transmitió un mensaje de esperanza: “Estamos vivos en la tres competiciones. En la Liga estamos con opciones y tenemos que ser competitivos hasta el final. En la Champions, diría que vengan al campo, porque si se pierden la remontada, entonces sí que se quedarán jodidos en casa”. Existe moral de remontada: “Tenemos una oportunidad real e intentaremos jugar uno de los mejores partidos de nuestra historia. El Camp Nou nos dará una gran ayuda”.
El central señala que París fue el detonante, pero las dificultades se arrastran desde hace tiempo