Argentina y España recuperan su relación.
Mauricio Macri inició ayer una visita a Madrid después de años de frialdad por parte de Cristina Fernández de Kirchner. En la foto, la reina Letizia y la esposa de Macri, Juliana Awada.
El Rey puso ayer en marcha el nuevo protocolo para la ceremonia de bienvenida de los viajes de Estado y la reina Letizia se coronó por primera vez con la diadema de la flor de Lys, la joya más emblemática de la Corona que la reina Victoria Eugenia estrenó el día de su boda en 1906. Tras años de distanciamiento con los últimos gobiernos argentinos, especialmente con el de Cristina Fernández, la elección de Argentina para dar el máximo relieve a las visitas de Estado no es casual. Mauricio Macri y su esposa, Juliana Awada, fueron recibidos por la mañana en el patio de la Armería del Palacio Real y no en los jardines del palacio de El Pardo, como se hacía hasta ahora. El Rey ha optado por ese marco para dar más solemnidad y también para dar a las visitas mayor visibilidad pública. El encuentro ha propiciado un nuevo duelo de estilo entre la reina Letizia y la primera dama argentina. Por la mañana, ambas eligieron el rosa empolvado: traje chaqueta para la Reina, y un abrigo, tipo batín, con cuello de piel para la esposa de Macri. Por la noche, la Reina compensó la austeridad de su vestido de terciopelo negro con la magnificencia de su diadema y pendientes de brillantes sacados del joyero real, mientras Juliana Awada optaba, muy elegante, por un modelo de gasa rosada cuajado de pedrería. En su discurso en la cena, el Rey aseguró que “Argentina y España nunca han estado lejos” y apostó por que el pasado común cimente un futuro lleno de oportunidades para todos. /