Macron consolida su posición con una alianza con el centrista Bayrou
Las presidenciales francesas se clarifican con el nuevo bloque de centroderecha
Planteadas en clave de avería europea, tanto a izquierda como a derecha, las elecciones presidenciales francesas de abril/mayo se clarifican. Se perfila un nuevo y potente bloque institucional de centroderecha, con fuertes apoyos empresariales y mediáticos, tanto nacionales, el índice bursátil CAC40, como internacionales, el atlantismo y el europeísmo con capital en Berlín.
Es lo que se adivina detrás de la oferta de alianza de gobierno lanzada ayer por François Bayrou, político centrista francés y alcalde de Pau, al joven exministro de Hollande y exejecutivo de la banca Rotschild Emmanuel Macron, que ya ocupa los primeros puestos en intención de voto en los sondeos y las primeras páginas de todos los grandes semanarios del país.
Con una intención de voto de alrededor del 5%, Bayrou anunció ayer que en lugar de presentarse como candidato a la presidencia se suma a la operación Macron. El político presentó como “oferta de alianza con condiciones” lo que tiene toda la pinta de ser un pacto cerrado. Bayrou y Macron se vieron la semana pasada. Se espera que la suma dé consistencia a la candidatura de Macron, aún sin programa y con un sintomático traspiés oral la semana pasada, cuando calificó de “crimen contra la humanidad” el colonialismo francés en Argelia.
Tres veces candidato a la presidencia –en el 2007 fue el tercer clasificado con el 18% de los votos– y exministro de tres gobiernos de la derecha, Bayrou tiene su hoja de servicios limpia y pidió el voto para Hollande contra Sarkozy en la final de las presidenciales del 2012.
Cuando se esperaba que anunciara su candidatura, el político glosó la “descomposición” de la política en Francia, lo que anuncia, dijo, “un accidente nacional”. La situación “está menos garantizada que en cualquier otro país de Europa”, dijo. “Nunca en 50 años se conoció una situación tan descompuesta”, añadió, mencionando el pobre balance de Hollande, que explica que el candidato socialista a las presidenciales sea un crítico del hollandismo ,y los escándalos de empleos ficticios que rodean al candidato de la derecha, François Fillon.
Sus “condiciones” a Macron son una “ley de moralización de la vida pública”, un sistema proporcional para las elecciones legislativas y el fin del recorte de los salarios bajos. “Macron es una persona brillante”, dijo, olvidando su declaración de hace cinco meses: “Detrás de Macron hay una apuesta de intereses financieros muy grandes que no se contentan con tener el poder económico y quieren también el político”, dijo entonces.
Macron aceptó ayer inmediatamente la propuesta de alianza de Bayrou y la calificó de “hito de la campaña presidencial”. Lo es.
Macron se ha negado hasta ahora a revelar la lista de sus apoyos financieros. Mientras los periódicos franceses abundan en hipótesis y alertas de injerencias rusas en la campaña electoral, no se publica casi nada sobre el inconfundible pedigrí del joven candidato.
En mayo de 2014, Macron fue uno de los seis franceses en la lista de 140 participantes internacionales de los encuentros Bilderberg en Copenhague, un foro de poder mundial presidido por Henri de Castries, entonces presidente del grupo Axa, primera compañía de seguros del mundo. Mientras Fillon es bien visto en Moscú (como primer ministro accedió al abusivo traspaso de templos y cementerios ortodoxos de la emigración rusa blanca en Niza al Estado ruso que pedía Putin), donde se valora su gaullismo verbal y su declaración de que “Francia no será vasalla de Estados Unidos”, Macron tiene apoyos en Wall Street, en la City de Londres y en Bruselas. El candidato recibió ayer el apoyo de François de Rugy, un político verde, que dejó su partido por un cargo en el Gobierno socialista y propone una “alianza militar de Francia con Alemania y Polonia contra Rusia”. Macron figura entre los young leaders de la French-American Foundation, donde en septiembre pronunció una conferencia titulada Sueño americano, sueño francés, y en Bruselas se le ve como una garantía hacia el statu quo de la Europa alemana y del atlantismo que Trump ha convertido en tambaleante.
Con Bayrou como primer ministro y un fuerte grupo centrista en la Asamblea Nacional, la nueva alianza lanza una señal tranquilizadora en tiempos revueltos.
“Detrás de Macron hay una apuesta de intereses financieros muy grandes”, dijo Bayrou en septiembre