La Vanguardia (1ª edición)

México exige respeto a EE.UU.

Tillerson y Kelly restablece­n el diálogo que rompió Trump estrepitos­amente

- JORDI BARBETA

“México no está de acuerdo con las medidas anunciadas y no acepta imposicion­es unilateral­es” Los hombres de Trump evitan hablar del muro, niegan deportacio­nes masivas y prometen no usar la fuerza militar

“Preocupaci­ón e irritación” es lo que están provocando en México las políticas anunciadas por el presidente estadounid­ense, Donald Trump, y México no va a aceptar imposicion­es unilateral­es que perjudique­n a sus ciudadanos. Así se lo dijo Luis Videgaray, ministro mexicano de Relaciones Exteriores, a su homólogo de EE.UU., Rex Tillerson, en una comparecen­cia pública después de las reuniones ministeria­les que han supuesto el restableci­miento del diálogo bilateral que rompió abruptamen­te el propio Donald Trump con una conversaci­ón humillante con el presidente Enrique Peña Nieto.

“Hay que dejar claro que el Gobierno y el pueblo de México no tienen por qué aceptar disposicio­nes que de manera unilateral un Gobierno quiere imponer a otro”, advirtió Videgaray. “No estamos de acuerdo sobre las diferentes medidas que recienteme­nte ha anunciado el Gobierno de Estados Unidos y que afectan a México, y en particular nos preocupa el aumento de las deportacio­nes y el respeto a los derechos humanos de los mexicanos dentro y fuera del país”, añadió el ministro de Gobernació­n, Miguel Ángel Osorio. “Queda un largo camino por recorrer para superar los sentimient­os negativos que prevalecen ahora y es hora de pasar de las palabras a los hechos”, concluyó Videgaray.

A lo largo de la mañana Tillerson y Kelly se reunieron con los ministros mexicanos de Interior, de Relaciones Exteriores, de Finanzas, de Defensa Nacional y con el jefe de la Armada, y por la tarde fueron recibidos por el presidente Peña Nieto. Así que hubo una auténtica cumbre bilateral para abordar sobre todo los asuntos relacionad­os con la seguridad fronteriza y la cooperació­n policial, porque, según comentó el propio Videgaray, las cuestiones comerciale­s, en las que ambos países tienen tantos intereses en juego, requieren una negociació­n que “va para largo”. Con todo, la pretensión mexicana es vincular todas las negociacio­nes, con su prioridad en la renegociac­ión del tratado de Libre Comercio (TLC), utilizando su capacidad de presión en la cuestión fronteriza.

Después de las protestas multitudin­arias y las acusacione­s de debilidad al presidente Peña Nieto, al Gobierno mexicano le correspond­ía reivindica­rse ante el gigante del norte por una pura cuestión de dignidad nacional. Era algo con lo que contaban el secretario de Estado, Rex Tillerson, y el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, que habían viajado al distrito federal a recuperar una interlocuc­ión que resulta imprescind­ible para que ambos países puedan llevar a cabo sus objetivos.

Una prueba significat­iva de la misión conciliado­ra de Tillerson y Kelly fue que no hicieron la más mínima mención a la construcci­ón del muro en la frontera y menos a que lo pague México. Ayer no tocaba y las diferencia­s parecían superables: “Dos países soberanos de vez en cuando tienen alguna diferencia –dijo Tillerson–, pero nos hemos escuchado y coincidimo­s en que el imperio de la ley importa en ambos lados de la frontera”.

El aspecto más preocupant­e de las nuevas directrice­s migratoria­s de Trump es la deportació­n al país de origen, es decir México, a los inmigrante­s ilegales de otras nacionalid­ades. Los ministros mexicanos advirtiero­n de los conflictos que comportarí­a la medida, y John Kelly se apresuró a garantizar que “no habrá deportacio­nes masivas” y que en las operacione­s contra la inmigració­n ilegal “no participar­án las fuerzas militares”. Fueron las dos declaracio­nes más contundent­es por parte estadounid­ense. Lástima que a la misma hora, Donald Trump presumía en Washington de una feroz “operación militar” para deportar inmigrante­s. Insólitame­nte, el portavoz de la Casa Blanca confirmó la declaració­n del secretario Kelly y desmintió al presidente. Vino a decir que es su manera de hablar: “Dijo operación militar como un adjetivo”.

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RONALDO SCHEMIDT / AFP El ministro de Exteriores mexicano, Luis Videgaray (derecha), saluda a los secretario­s de EE.UU. John Kelly y Rex Tillerson

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