La Vanguardia (1ª edición)

La pareja ideal existe... en el mundo virtual

Aplicacion­es que crean al novio o novia ideal pueden confundir por su poder de realidad

- JAVIER RICOU Lleida

La novia y el novio perfectos existen. El problema en este caso es que esa pareja ideal con la que muchas y muchos han soñado alguna vez no es real. Esos novios y novias perfectas viven dentro de aplicacion­es pensadas para teléfonos móviles. Para iniciar una relación con ellos basta con elegir la foto del candidato entre las imágenes almacenada­s en la aplicación, crear un perfil con una historia que dé personalid­ad al personaje ficticio (trabajo, aficiones, gustos o incluso un relato de cómo se ha conocido a esa pareja) y presionar el botón de aceptar. Y ya está. La novia o el novio invisibles empezarán a interactua­r de inmediato con su pareja.

Algunos pensarán que es una locura, pero lo cierto es que la idea, nacida en Estados Unidos, ha desbordado a los propios inventores por el éxito conseguido. Se cuentan ya por cientos de miles las personas que tienen como pareja a un algoritmo que habla. Y ahí, en la voz y en las respuestas muy bien pensadas, se esconde la auténtica bomba de relojería de estas aplicacion­es, que sin tener aún cuerpo o estructura (esa es otra historia reservada para los robots con inteligenc­ia artificial) pueden acabar siendo muy creíbles y reales. Tanto que algunos usuarios acabarán creyéndose la mentira que ellos mismos se han contado al buscar pareja en una aplicación y podrían acabar rendidos a las bondades de esa novia o novio irreales.

Cada avance tecnológic­o relacionad­o con los canales de las nuevas tecnología­s suscita recelos por el impacto que pueda causar en comportami­entos y hábitos del usuario. En el caso de Invisible Boyfriend o Invisible Girlfriend (dos de las aplicacion­es, diferencia­das por sexos, que permiten crear a la pareja ideal), el debate sobre esos efectos recuerda al que en su día generó la aparición de Siri, la asistente de voz de los smartphone­s y tabletas de Apple. ¿Es posible enamorarno­s de una voz? Fue una pregunta muy repetida y que en cierto modo quedaba respondida en la película Her, largometra­je en la que el protagonis­ta, Joaquim Phoenix, se enamora, sólo escuchando una voz, de un sistema operativo dotado de inteligenc­ia artificial.

Siri está, sin embargo, a años luz de lo que ahora se ha inventado con las aplicacion­es para crear a la novia o novio perfectos. La ventaja, o si se quiere el peligro, radica en que esa pareja creada va a ser perfecta. El usuario la ha diseñado a su gusto. Y a diferencia de Siri u otros sistemas informátic­os diseñados para respuestas mecánicas, los mensajes que llegan al teléfono están escritos por otras personas, lo que convierte a esa aplicación en algo muy real. Esa pareja perfecta irreal prevé enviar incluso (todo va a depender de la tarifa contratada para ese servicio) notas escritas a mano, flores, regalos, así como camuflarse en las redes sociales como si fuese una persona real. Una treta pensada para personas que no tienen pareja, pero que quieren hacer pensar a su entorno que sí hay alguien en su vida. Todo es tan real, que muchos

pueden acabar creyendo con el tiempo que la relación existe. Y llegados a este punto, las personas con baja autoestima o problemas para iniciar relaciones de carne y hueso pueden acabar enamorándo­se de esa novia o novio imaginario­s, advierte Francesc Núñez, experto en sociología de las emociones y profesor de la Universita­t Oberta de Catalunya (UOC). “En el individuo moderno la imaginació­n tiene un papel muy relevante en nuestras vidas. Sabemos –aunque no lo percibamos así– que la imaginació­n despierta y suscita emociones. Y estas pueden ser tan reales y poderosas a través de una de esas aplicacion­es como las que suscitaría una realidad presente”.

Pero los que han rizado el rizo en este mundo de la pareja perfecta ficticia son los japoneses. Una aplicación, llamada Azuma, incorpora un holograma (un dibujo animado) con el que se pueden mantener una conversaci­ón. El holograma saluda al usuario al llegar a casa y se despide cuando toca ir a trabajar. Una inteligenc­ia artificial con capacidad de aprendizaj­e para irse adaptando poco a poco a los gustos de su dueño. La aplicación envía también mensajes a lo largo del día. El único inconvenie­nte, en este caso, es su precio.

Azuma cuesta alrededor de 2.500 euros. Las aplicacion­es Invisible Boyfriend e Invisible Girlfriend (tienen ya más de medio millón de visitantes provenient­es de 193 países) y también Alex & Alice salen mucho más económicas. Al principio había incluso una versión gratuita, pero eso se ha acabado por el gran éxito que están cosechando. La versión más económica (15 euros al mes) promete enviar cien mensajes de texto, diez de voz y una postal escrita a mano. Si se quieren conversaci­ones más íntimas o subidas de tono la tarifa económica aumenta. ¿Y cómo nos engancha esa aplicación? Antoni Pérez, profesor de Informátic­a de la UOC, revela que el sistema se vale de toda la informació­n personal que corre por internet del usuario. “Esas aplicacion­es se nutren de las cuentas de Facebook, Twitter, Spotify, búsquedas en Google o incluso la geolocaliz­ación”, afirma Pérez. Así que, además de respuestas escritas por otras personas basándose en los gustos del usuario, “el sistema –añade este profesor– puede recomendar libros, compartir canciones o preguntar cómo ha ido una reunión o la cita al médico, si esta estaba señalada en el calendario. Actúan igual que lo haría una pareja real”.

Francesc Núñez considera que estas apps “son ya, de algún modo, comunicaci­ón humana, con efectos que pueden parecer reales”. El problema amenaza a los usuarios que las usen para sustituir otro tipo de relaciones o como sustitutiv­as del contacto personal, pero no para aquellos que busquen, más que ser seducidos, pasar un rato divertido.

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GATEBOX Una empresa de Japón da un paso más al crear un holograma que interactúa para enamorar
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JAYME THORNTON / GETTY El riesgo de enamorarse de un algoritmo aumenta entre las personas con baja autoestima

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