Otro escándalo y otra pelea, ahora con el FBI
La Casa Blanca presionó al FBI para que desmintiera las informaciones que pusieron al descubierto los contactos del entorno del presidente Donald Trump con autoridades rusas y con agentes secretos al servicio de Moscú. Fue nada menos que el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Reince Priebus, quien conminó a Andrew McCabe, el director adjunto del FBI, a desmentir las noticias sobre un asunto que se encontraba en plena investigación. Algunos juristas consideran que la actuación de Priebus podría tener consecuencias porque vulneró la ley, al utilizar su cargo para interferir en una investigación que le afectaba a él, al presidente y al equipo de campaña de Trump. El FBI resistió la presión y se negó a desmentir las informaciones y Trump, en vez de destituir a Priebus, cargó contra la agencia policial en sus tuits matutinos: “El FBI es totalmente incapaz de frenar las filtraciones y de descubrir a quienes desde el propio FBI entregan información clasificada a los medios de comunicación, lo que podría tener un efecto devastador en Estados Unidos”. Ciertamente, las constantes filtraciones de todo lo que ocurre entre bastidores en la Casa Blanca han alimentado la sensación de caos en la que supuestamente vive la nueva Administración estadounidense. Sin embargo, en esta ocasión fue el propio Priebus quien metió la pata en una entrevista televisiva al revelar que “los niveles superiores de la comunidad de inteligencia” le habían dicho que las informaciones sobre los contactos del equipo de Trump con rusos eran “groseramente exageradas”. La declaración ponía en evidencia una comunicación irregular sobre un asunto que se investigaba. The New York Times fue el primer medio que informó de los contactos entre el equipo de campaña de Donald Trump y los espías rusos. Por su parte, las investigaciones de los servicios de inteligencia pusieron al descubierto los contactos ilícitos y las mentiras de Michael Flynn, consejero de Seguridad Nacional, que se vio obligado a dimitir cuando no hacía ni un mes que había jurado el cargo.