Macron presenta el programa económico más europeísta
Continuidad respecto a Hollande y estricta disciplina con el 3% de déficit
Un programa en plena sintonía con el maltrecho estado mayor europeo, respetando su disciplina en materia de déficit público y esperando a cambio arrancar, en el mejor de los casos, un poco más de inversión de Alemania. Un mensaje, en suma, de continuidad en tiempos más que revueltos.
Es lo que se desprende de las propuestas económicas del cada vez más boyante candidato del centro-derecha francés Emmanuel Macron, aupado por potentes padrinos, tanto nacionales como internacionales, que acaba de suscribir alianza con el veterano político centrista François Bayrou, lo que refuerza su flanco más débil: su inexperiencia, más allá de la macroecononomía.
Y la más clara profesión de fe en la agujereada nave de Bruselas a cargo de un candidato francés se produce cuando su rival de la derecha, la otra gran opción del establishment, que relativiza el dogma del 3% de déficit y desea buenas relaciones con Rusia, François Fillon, recibía, pocas horas después, una nueva mala noticia: la fiscalía financiera ha decidido abrir una instrucción judicial sobre los salarios de su entorno familiar, mujer e hijos, en el marco del llamado Penelopegate. Eso significa que la suerte del candidato quedará en manos de un juez de instrucción. ¿Cuándo? No parece probable que el caso, aún sin acusado, se instruya antes de muchos meses.
Sea como sea, mientras Fillon sigue pinchado, aunque su campo haya decidido mantener el tipo y denuncie un complot, su principal rival suma puntos adelantando la parte económica de su programa, que no se divulgará al completo hasta el 2 de marzo.
Apenas habían pasado 24 horas desde que la Comisión Europea formulara su benigna advertencia sobre los “desequilibrios” aún abiertos en Francia. Desequilibrios en vías de corrección, decía, gracias a instrumentos como el pacto de competitividad, las leyes para eliminar obstáculos a la actividad económica, o las reformas para flexibilizar el mercado de trabajo. Es decir gracias a Macron.
Por eso no hay sorpresa en que el candidato, exministro de Economía de François Hollande y autor de casi todo eso, se declare dispuesto a seguir con el más genuino
hollandismo.
Que el resultado no haya sido particularmente brillante, como recuerda el campo de François Fillon, es algo que de momento queda en segundo plano.
En el programa ayer presentado, Macron anuncia 60.000 millones de euros en rebajas del gasto público, de ellos 15.000 millones en el seguro de enfermedad y otros 10.000 en el subsidio de paro, en el marco de una “reforma estructural” de esa garantía.
Los objetivos planteados son modestos y precisamente por eso ha caído bien en las televisiones, donde se presentan como “realis-
La suerte del candidato de la derecha, François Fillon, en manos de un juez de instrucción
tas”: reducir el actual índice de paro del 10% al 7% en 2022, con unas previsiones de crecimiento igualmente moderadas, del 1,4% para este año y del 1,8% en el 2022.
En la función pública, reducción de 120.000 funcionarios (sin tocar la sanidad, que está manifiestamente estresada), 20.000 millones en reducciones de impuestos a empresas, reducción del impuesto de sociedades (del 33,5% al 25%), escrupuloso respeto al objetivo del 3% de déficit, un sistema de “responsabilidad” en materia de empleo en el que “el parado podrá rechazar una oferta de empleo, pero
Los objetivos del programa son modestos, lo que contribuye al elogio de su “realismo”
no dos”, gratuidad de los derechos de herencia. Para compensar, pequeño aumento del salario mínimo (100 euros) y promesa de extensión del seguro de paro a emprendedores y autónomos, exonerar del impuesto de vivienda al “80%” de los franceses y un programa de 50.000 millones de euros en inversiones, con dos partidas de 15.000 millones para la formación de parados y la transición energética. Pero sobre todo ese detalle, un mensaje: sólo Macron se mantiene fiel al tótem germánico del 3% de déficit.