Más cultura
La palabra posverdad es el eufemismo que actualmente se usa desde instancias poderosas para nombrar la mentira y, frente a las circunstancias que nos toca vivir –donde parece que cualquier eufemismo es la máscara para esconder la verdad de las cosas–, diría que es urgente recuperar el respeto por el significado de cada palabra. Y teniendo en cuenta las furias y vocinglerías del presidente de EE.UU., Donald Trump, contra los medios de comunicación primero, los jueces después y sus propios servicios de espionaje más tarde, creo que es necesario, a escala mundial, promocionar la cultura con mayúscula, toda la cultura: teatro, cine, literatura, pintura, escultura, danza, poesía, porque la cultura es precisamente lo contrario de la violencia.
El economista y escritor José Luis Sampedro decía que el mundo se salvará por el arte; y pienso que justamente el arte es la búsqueda del conocimiento por sí mismo y sin ningún objetivo utilitario, y en esta línea, Victor Hugo (citado por Nuccio Ordine en su libro La utilidad de lo inútil) dice: “¿Cuál es el gran peligro de la situación actual? La ignorancia. La ignorancia aún más que la miseria (...) ¡Y en un momento como este, ante un peligro tal, se piensa en atacar, mutilar, socavar todas las instituciones que tienen como objetivo expreso perseguir, combatir, destruir la ignorancia!”. Pues es necesario de manera urgente no dejarse llevar por estos vientos oscurantistas que soplan ahora, y rendir culto otra vez a Atenea, diosa de las artes, y poner el acento en el conocimiento del pensamiento de todos los tiempos y a la vez desmercantilizar este mundo invadido por la codicia, la apariencia y la indiferencia hacia cualquier cuestión humana.
La cultura acerca a las personas. En otra cita del mismo libro, Kakuzo Okakura, en su Libro del té, dice: “Al ofrecer a su amada la primera guirnalda, el hombre primitivo se eleva sobre la bestia; saltando sobre las necesidades burdas de la naturaleza, se hace humano; percibiendo la sutil utilidad de lo inútil, entra en el reino del arte”.
Lo que ha sido pensado con sabiduría es necesario proclamarlo. La barbarie siempre tiene un común denominador: la ignorancia.