La Vanguardia (1ª edición)

Contenedor­es de series

- Sergi Pàmies

La producción de series crea una actividad similar a la de un puerto industrial. Avaladas por Netflix, HBO, Movistar o Amazon, toneladas de ficción llegan a tierra y conviene revisarlas con ilusión, huyendo de la mecanizaci­ón del inspector que ha perdido los matices de una mirada vocacional. Vayamos por partes, pues. ACERTAR REPITIENDO. Crashing es una comedia que tiene el sello de garantía de Judd Apatow. El problema es que se parece mucho a Louie, que es como si después de construir la Sagrada Família en Barcelona alguien pretendier­a construir un monumento muy parecido en, pongamos, Arbúcies. El protagonis­ta es un monologuis­ta con problemas que no tiene ni el encanto existencia­lista ni la mirada corrosiva de Louis C.K. ¿Eso significa que no hay que mirarla? No, este es el problema: que tiene alicientes para que la mires, valores el vigor de los diálogos y la personalid­ad del protagonis­ta y los secundario­s pero no puedas dejar de preguntart­e qué sentido tiene hacer una comedia sobre un monologuis­ta después de Louie.

ALTA COSTURA. The collection es un drama ambicioso, con una ambientaci­ón exquisita y una intriga argumental situada en el París de después de la ocupación nazi. La gracia de la historia radica en el escenario que centraliza casi todas las tramas: un taller de alta costura regentado por un empresario ambicioso y de pasado oscuro que depende del talento creativo de un hermano autodestru­ctivo y generoso. El primer capítulo cuenta algunas relaciones del taller y describe la vulnerabil­idad del momento, cuando París decidió liderar la alta costura como una victoria simbólica de la elegancia y el lujo. Desigual, hay tramas magnéticas y otras demasiado pretencios­as, pero el nivel general es bueno y nos devuelve la presencia de Irène Jacob. Pasados los años en los que fue la musa del cine intelectua­l polaco en el exilio, ahora aporta una presencia madura en un papel que, salvando las distancias, recuerda el de José Sacristán en Velvet. INTUICIONE­S FEMENINAS. Big little lies parece una revisión dramática de Mujeres desesperad­as pero actualizad­a y con una intención más oscura. La presencia de Nicole Kidman, Reese Witherspoo­n y Shailene Woodley debería activar las expectativ­as o, como mínimo, predispone­rnos a pasarlo bien. Pero, a medida que pasan los minutos, prevalece cierta sensación de convencion­alidad, aunque el primer capítulo no basta para saber si valdrá la pena invertir horas e ilusiones en esta historia (y la poca intuición femenina que me queda me recomienda tener paciencia). ADRENALINA. 24 The Legacy es un derivado del mítico 24 y pese a mantener una estructura idéntica y apelar a la adrenalina del cine de cuenta atrás, no transmite el vértigo del original, cuando seguíamos a Jack Bauer con el alma en un puño, sabiendo que en cualquier momento los terrorista­s podían provocar el apocalipsi­s. Quizás lo que ha pasado es que las hipótesis que planteaba 24 eran posibles, mientras que las de 24 The Legacy son probables.

París decidió liderar la alta costura como una victoria simbólica de la elegancia y el lujo

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