MI VECINO MAURICIO ES DEL BARÇA
Eso me dijo Macri cuando le pregunté por el referéndum catalán, aunque ya intuía que rechazaría meterse en ese berenjenal. El presidente es del Boca Juniors pero también se declara fan del Barça. Quizás hoy diga que es colchonero cuando visite el futuro estadio del Atlético de Madrid de Simeone. Llegué a la entrevista caminando porque el azar quiso que viva a tres cuadras de la Quinta de Olivos, así que puedo decir que soy vecino de Mauricio como antes lo fui de Cristina, aunque nunca me los cruzara por la calle porque los mandatarios argentinos van en helicóptero desde su residencia hasta la Casa Rosada. Escucho el ruido de la aeronave por la mañana y por la tarde y me extraña que en este país donde la protesta es un deporte nacional nunca haya visto un piquete vecinal quejándose del helicóptero. Creo saber cuál sería la reacción de los madrileños –al menos de los de Podemos– si cada día vieran bajar a Rajoy o al Rey de un helicóptero en la Puerta del Sol. Pero tics populistas tienen todos los presidentes y aunque para hacer 20 kilómetros no use el coche, Macri recorrió junto a su esposa los 12.000 kilómetros hasta Madrid en un vuelo regular de Iberia, como atestiguó la foto oportunamente tuiteada. En primera, claro. En su año de gobierno, Macri también plantó un huerto en Olivos, instaló paneles solares y una noche se le vio (por Twitter) comiendo en una hamburguesería cercana. Un presidente moderno y próximo a la gente. Ahora solo falta que vaya a trabajar en el tren de cercanías que, por cierto, atraviesa entre muros los terrenos de la Quinta.