Entre dos maldiciones
El Espanyol recibe al colista, que no cae en Cornellà desde el 2010
El Espanyol vuelve a medirse este mediodía a su pasado más negro. Sobre el papel, la visita de un Osasuna hundido en la tabla no debería aguar una matinal familiar y carnavalesca. Al menos, no debería hacerlo en esta nueva era en que el españolismo se permite mirar hacia arriba sin complejos y el club ha dejado atrás décadas de penurias y estrecheces. De ahí que una victoria sin apuros ante el colista no sea sólo importante por los tres puntos, sino por un pasado reciente que permanece en la memoria de la afición.
El equipo rojillo no pierde en Cornellà desde el 2010, cuando Álvaro Vázquez marcó el gol de la victoria local. Lo ha hecho sólo dos veces en el nuevo feudo españolista, y la última vez que llegó como último clasificado, en la campaña 2012-2013, goleó 0-3 marcando el final de la etapa de Pochettino al frente del banquillo blanquiazul.
Al Espanyol, además, le persigue otra maldición: la de ser el benefactor de las causas perdidas. Hoy tiene una ocasión de oro para quitarse de encima ese sambenito después de desaprovechar la oportunidad en su visita a Mestalla ante un Valencia hundido en la miseria hasta que llegaron los blanquiazules en otro partido que se prometía un trámite.
“Cuando una victoria se da por hecha no beneficia a quien se supone ganador, al contrario”, reflexionó ayer en la sala de prensa de Sant Adrià Quique Sánchez Flores. El técnico blanquiazul ya sabe lo que es ganar al Osasuna al frente de este equipo. Lo hizo en la ida (1-2), con goles de Baptistão y Gerard Moreno. Como en su día también lo hizo el Espanyol de Aguirre. El reto ahora es ganar en casa.
El técnico local es consciente de que se trata de un duelo doblemente envenenado y ayer alertó tanto a sus jugadores como a la afición. “Es un partido difícil, tramposo –aseguró–. Tenemos que respetar mucho al rival, porque compite muy bien. Tendremos que cuidar los detalles, ser superiores en los duelos y jugar en el campo contrario. Hay que crear muchas situaciones en ataque si queremos ganar”.
Pese a aludir, implícitamente, al escaso recorrido ofensivo de su equipo en el Bernabeu, ante un Real Madrid afectado por las rotaciones al que el Valencia sí fue capaz de jugar de tú a tú y superar cuatro días después, Sánchez Flores aseguró que el partido de hoy no tendrá nada que ver con el de Chamartín. “Nos hemos protegido en aquellos partidos en que debíamos protegernos. No llegamos a doblar la apuesta y el partido del Bernabeu no salió en ataque como queríamos. El de mañana (por hoy) será un partido diferente”, afirmó.
No obstante, en el trabajo y la humildad es donde el técnico ve las claves del choque de hoy. “No tenemos motivos para creernos superiores a nadie hasta que ganemos. La humildad es un pilar básico. Es muy difícil ganar cada partido. Hay que trabajar duro y fuerte con un esfuerzo brutal”.
Conocedor de los precedentes y de ese temblor de piernas que viene sufriendo el Espanyol tanto cuando tiene enfrente a los grandes de la Liga como cuando se mide con un rival metido en el pozo que apura sus opciones a la desesperada, como tratará de hacer hoy el Osasuna, Quique quiso dotar de una especial relevancia a este duelo matinal. “Es un partido que mide el nivel de ambición y de compromiso del grupo. Esperemos dar una respuesta formidable ante nuestra gente, que confío en que nos acompañe”.
Para la cita, el técnico podrá contar tanto con Diego López como con Marc Navarro, ambos recuperados. También entran en la lista Melendo, Marc Navarro y Javi López.
EL AVISO DE SÁNCHEZ FLORES “Cuando una victoria se da por hecha no beneficia al que se supone ganador, todo lo contrario”