La Vanguardia (1ª edición)

Las actas de la violencia en el fútbol base

- SERGIO HEREDIA Barcelona

El problema es de alcance global. Y desemboca en el absurdo. Siete muchachos apaleando a un futbolista juvenil. Una pelea entre padres durante un partido entre niños de cinco años. La batalla campal de Alaró del pasado fin de semana. Graves insultos a una árbitro.

Racismo. Amenazas. Lesiones. Vergüenza. A través del Sindicato de Árbitros, profundame­nte implicado en la problemáti­ca, La Vanguardia ha recogido un aluvión de actas arbitrales. Son sólo ejemplos de los últimos días. Los colegiados denuncian el comportami­ento de decenas de aficionado­s, jugadores y directivos, un comportami­ento que sigue sucediéndo­se por mucho que las entidades se esfuerzan en erradicarl­o.

Les invitamos a pasar a las siminutos

guientes líneas, leer y sonrojarse. Siete jugadores apalean a un juvenil. El 4 de febrero, en el Sportiu Primer Molí Castelló A-Rafafalafe­na de Castellón B, partido de juveniles. En el minuto 80, parte del público invadió el campo. Dijo el árbitro, Cristian Alejandro Naranjo: “Junto con jugadores locales identifica­dos, los aficionado­s golpean al jugador visitante expulsado. Veo como cae al suelo durante cuatro mientras sangraba. Al peligrar la integridad física de los demás participan­tes y la mía propia, se llamó a la fuerza pública, presentánd­ose ocho minutos después. Se decidió de forma unánime suspender el partido”. “Eres una zorra”. En enero, en Torredelca­mpo (Jaén), jugaban el Torredelca­mpo y el Vilches. Soraya Leiva, cuarto árbitro, se fue entre llantos. La increpaban: “Zorra, vete a tu casa que es lo que tienes que hacer, y no estar aquí rodeada de tíos, que es lo único que te gusta, zorra. ¿Por qué venís tantas mujeres a arbitrar, si no servís para nada? Te vamos a meter la p. en la boca para que no llames más al árbitro”. La Federación Andaluza sancionó los hechos como un primer aviso del artículo 75 del Reglamento. “Significa que si se cometen tres hechos así este curso, al club le restarán un punto de la clasificac­ión. Alucinante”, dijo

el Sindicato de Árbitros.

Niños llorando. El episodio se registraba a mediados de este mes de marzo, en un partido entre el Paterna y el Torrent. Categoría querubín. Los jugadores apenas tenían cinco años. El árbitro ni siquiera estaba federado. Arbitraba el padre de un jugador local. Un penalti señalizado en los últimos minutos, que supuso el gol del empate local, se tradujo en una invasión de campo con una sucesión de insultos, empujones y amagos de agresión mientras los niños no entendían lo que sucedía a su alrededor. Ambos equipos decidieron entonces dejar de disputar partidos de esta categoría si el árbitro es el padre de un jugador. El Sindicato de Árbitros calificaba la decisión de “ridícula”. “Difícilmen­club, te se traducirá en garantizar una buena formación y educación para estos jugadores (...) Proponemos que no existan clasificac­iones ni goleadores en las categorías de fútbol de formación inferiores hasta infantil”.

Un entrenador agrede a un árbitro

menor de edad. En Valls, a mediados de febrero, se jugaba el Escola Valls-Cultural Bonavista. Son juveniles. Tras el partido, el técnico del Cultural Bonavista, expulsado por no haber presentado la licencia federativa, perseguía al árbitro, que tenía 17 años: “Me dispongo a abandonar el terreno de juego, y al llegar a las escaleras para ascender al vestuario, veo que una persona no identifica­da del Bonavista, distinguid­a por llevar una sudadera de su se acerca hacia mi persona de forma agresiva y me lanza un cabezazo, impactando contra mi nariz, teniendo que ser sujetado por varios jugadores visitantes, y lanzándome botellas de agua. El informador del partido me acompaña desde ese momento hasta el vestuario protegiénd­ome de cualquier otra agresión. Me dispongo seguidamen­te a llamar a los Mossos d’Esquadra para que identifiqu­en a esta persona, la cual ya no se encuentra en el terreno de juego”.

“No me voy a ir”. El 11 de marzo, el Racing Calypso y el Villavicio­sa de Odón jugaban en Villavicio­sa. Son alevines. Daniel Chincolla Peña, el árbitro, denunciaba la actuación de Ricardo Bullido Villalba, el entrenador del Racing Calypso, expulsado en el minuto 8 por protestar violentame­nte una de sus decisiones: “En el momento de expulsarlo, se dirigió a mí en los siguientes términos: ‘Échame si te sale de los cojones, no me voy a ir porque soy el único responsabl­e de mis jugadores’. Ya en la segunda parte, en el minuto 33, me acerqué a pedirle que dejase de protestar cada decisión tomada y, encarándos­e conmigo, me agarró el cuello con las dos manos y se dirigió a mí diciendo: ‘Ven, que tú y yo vamos a hablar un momentito’ (...) Acabado el partido, delante del delegado federativo y otros compañeros árbitros, volvió a agarrarme el cuello con las dos manos ejerciendo una fuerza un poco mayor que la anterior vez y se dirigió a mí diciendo: ‘Te veo nervioso ¿eh? Ya nos veremos otra vez’”.

‘La Vanguardia’ reproduce decenas de actas arbitrales que denuncian los múltiples episodios de violencia en los terrenos de juego

del fútbol base

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