Las actas de la violencia en el fútbol base
El problema es de alcance global. Y desemboca en el absurdo. Siete muchachos apaleando a un futbolista juvenil. Una pelea entre padres durante un partido entre niños de cinco años. La batalla campal de Alaró del pasado fin de semana. Graves insultos a una árbitro.
Racismo. Amenazas. Lesiones. Vergüenza. A través del Sindicato de Árbitros, profundamente implicado en la problemática, La Vanguardia ha recogido un aluvión de actas arbitrales. Son sólo ejemplos de los últimos días. Los colegiados denuncian el comportamiento de decenas de aficionados, jugadores y directivos, un comportamiento que sigue sucediéndose por mucho que las entidades se esfuerzan en erradicarlo.
Les invitamos a pasar a las siminutos
guientes líneas, leer y sonrojarse. Siete jugadores apalean a un juvenil. El 4 de febrero, en el Sportiu Primer Molí Castelló A-Rafafalafena de Castellón B, partido de juveniles. En el minuto 80, parte del público invadió el campo. Dijo el árbitro, Cristian Alejandro Naranjo: “Junto con jugadores locales identificados, los aficionados golpean al jugador visitante expulsado. Veo como cae al suelo durante cuatro mientras sangraba. Al peligrar la integridad física de los demás participantes y la mía propia, se llamó a la fuerza pública, presentándose ocho minutos después. Se decidió de forma unánime suspender el partido”. “Eres una zorra”. En enero, en Torredelcampo (Jaén), jugaban el Torredelcampo y el Vilches. Soraya Leiva, cuarto árbitro, se fue entre llantos. La increpaban: “Zorra, vete a tu casa que es lo que tienes que hacer, y no estar aquí rodeada de tíos, que es lo único que te gusta, zorra. ¿Por qué venís tantas mujeres a arbitrar, si no servís para nada? Te vamos a meter la p. en la boca para que no llames más al árbitro”. La Federación Andaluza sancionó los hechos como un primer aviso del artículo 75 del Reglamento. “Significa que si se cometen tres hechos así este curso, al club le restarán un punto de la clasificación. Alucinante”, dijo
el Sindicato de Árbitros.
Niños llorando. El episodio se registraba a mediados de este mes de marzo, en un partido entre el Paterna y el Torrent. Categoría querubín. Los jugadores apenas tenían cinco años. El árbitro ni siquiera estaba federado. Arbitraba el padre de un jugador local. Un penalti señalizado en los últimos minutos, que supuso el gol del empate local, se tradujo en una invasión de campo con una sucesión de insultos, empujones y amagos de agresión mientras los niños no entendían lo que sucedía a su alrededor. Ambos equipos decidieron entonces dejar de disputar partidos de esta categoría si el árbitro es el padre de un jugador. El Sindicato de Árbitros calificaba la decisión de “ridícula”. “Difícilmenclub, te se traducirá en garantizar una buena formación y educación para estos jugadores (...) Proponemos que no existan clasificaciones ni goleadores en las categorías de fútbol de formación inferiores hasta infantil”.
Un entrenador agrede a un árbitro
menor de edad. En Valls, a mediados de febrero, se jugaba el Escola Valls-Cultural Bonavista. Son juveniles. Tras el partido, el técnico del Cultural Bonavista, expulsado por no haber presentado la licencia federativa, perseguía al árbitro, que tenía 17 años: “Me dispongo a abandonar el terreno de juego, y al llegar a las escaleras para ascender al vestuario, veo que una persona no identificada del Bonavista, distinguida por llevar una sudadera de su se acerca hacia mi persona de forma agresiva y me lanza un cabezazo, impactando contra mi nariz, teniendo que ser sujetado por varios jugadores visitantes, y lanzándome botellas de agua. El informador del partido me acompaña desde ese momento hasta el vestuario protegiéndome de cualquier otra agresión. Me dispongo seguidamente a llamar a los Mossos d’Esquadra para que identifiquen a esta persona, la cual ya no se encuentra en el terreno de juego”.
“No me voy a ir”. El 11 de marzo, el Racing Calypso y el Villaviciosa de Odón jugaban en Villaviciosa. Son alevines. Daniel Chincolla Peña, el árbitro, denunciaba la actuación de Ricardo Bullido Villalba, el entrenador del Racing Calypso, expulsado en el minuto 8 por protestar violentamente una de sus decisiones: “En el momento de expulsarlo, se dirigió a mí en los siguientes términos: ‘Échame si te sale de los cojones, no me voy a ir porque soy el único responsable de mis jugadores’. Ya en la segunda parte, en el minuto 33, me acerqué a pedirle que dejase de protestar cada decisión tomada y, encarándose conmigo, me agarró el cuello con las dos manos y se dirigió a mí diciendo: ‘Ven, que tú y yo vamos a hablar un momentito’ (...) Acabado el partido, delante del delegado federativo y otros compañeros árbitros, volvió a agarrarme el cuello con las dos manos ejerciendo una fuerza un poco mayor que la anterior vez y se dirigió a mí diciendo: ‘Te veo nervioso ¿eh? Ya nos veremos otra vez’”.
‘La Vanguardia’ reproduce decenas de actas arbitrales que denuncian los múltiples episodios de violencia en los terrenos de juego
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