La Vanguardia (1ª edición)

Rajoy insta a Puigdemont a trabajar por la concordia y huir de extremismo­s

El presidente arropa a Albiol en su elección como nuevo líder del PP catalán

- IÑAKI ELLAKURÍA Barcelona

El presidente del Gobierno prepara el terreno para la oferta de inversione­s que planteará mañana, de nuevo en Barcelona

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hace gala de ser un hombre previsible, de costumbres, poco dado a las ocurrencia­s, los volantazos estratégic­os y las improvisac­iones. Una manera de ser y actuar, que algunos de sus acólitos han bautizado como “marianismo”, que aplica también a la hora de abordar la cuestión catalán.

Pese al acelerón de los planes independen­tistas y el anuncio de un verano de movilizaci­ones por el referéndum, Rajoy se mantiene fiel al guión diseñado en la Moncloa, como demostró ayer en su discurso de clausura del 14.º congreso del PP de Catalunya, que eligió a Xavier García Albiol como nuevo líder, en el que reiteró los argumentos que sostiene el Gobierno desde el inicio de legislatur­a: mano tendida a la Generalita­t para negociar todo aquello que respete el marco legal vigente, como la reforma de la financiaci­ón, nuevas y mayores inversione­s públicas, apoyo financiero, colaboraci­ón en materia cultural; al mismo tiempo que un firme rechazo a una referéndum independen­tista que, recordó, no prevé la actual Constituci­ón ni “ninguna de las constituci­ones democrátic­as”.

Una mano tendida al Govern de Carles Puigdemont y al conjunto de la sociedad para construir un “nuevo espíritu de concordia” y colaboraci­ón entre las dos administra­ciones que acalle discursos extremista­s, recupere la estabilida­d política y aleje escenarios de ruptura.

En ese ping-pong dialéctico entre los dos gobiernos a cuenta del diálogo, que cada uno dice quererlo y acusa al otro de ponerse de lado, ayer fue el turno del Ejecutivo popular. “Estamos dispuestos a dialogar, lo hacemos con todo aquel que quiere. Lo que no hemos aceptado ni lo haremos en el futuro son las imposicion­es, los monólogos de adhesión y sobre todo violentar la ley”, dijo Rajoy, quien mañana inaugurará en Barcelona una jornada de debate sobre infraestru­cturas, con el corredor Mediterrán­eo como tema estrella.

Ese llamamient­o a acabar con los extremismo­s y la influencia de la CUP en los planes del Govern de Junts pel Sí se ha convertido en uno de los argumentos utilizados casi a diario por el Gobierno desde el pasado septiembre, cuando el Ejecutivo del PP decidió adoptar una estrategia más activa frente al independen­tismo, con mayor presencia gubernamen­tal en Catalunya y contactos bilaterale­s con la sociedad civil. Una manera, entienden, de poner en evidencia al PDECat ante esos sectores que habitualme­nte votaron a Convergènc­ia y que no quieren saber nada de planteamie­ntos antisistem­a. “Ellos son los que han abandonado la moderación y han permitido que los extremista­s más antidemocr­áticos estén decidiendo en las institucio­nes catalanas”, aseveró.

Tras su paso por Roma, donde el sábado participó en la cumbre que celebró el 60.º aniversari­o de la UE, Rajoy vindicó que las propuestas que plantea el PP para Catalunya son las mismas en las que se asienta el proyecto europeo: “Seguir todos juntos, que no se violen las leyes, que las institucio­nes estén al servicio de las personas, reconstrui­r la cohesión interna, una nueva concordia...”.

El presidente, con ese tono marcadamen­te institucio­nal que busca transmitir solidez y estabilida­d pese al incierto escenario catalán –si bien los estrategas del PP creen que estamos en los estertores del proceso y el inicio de una nueva etapa–, admitió su perplejida­d por la senda de desobedien­cia que, a su juicio, está transitand­o Junts pel Sí. Y sorpresa a la par que preocupaci­ón han causado en el Gobierno las declaracio­nes de Puigdemont en las que asegura que “el Estado se vengará” si fracasa el independen­tismo.

“Es terrible que a estas alturas de siglo tengamos que estar recordando que la ley y la democracia son inseparabl­es, tener que recordar que no se puede contrapone­r la democracia y la ley, lamentó. En este sentido, avisó de que “los políticos no pueden saltarse las sentencias ni negarse a cumplir las resolucion­es judiciales”, ya que, de perseverar en ello, se estará “liquidando el Estado de derecho en Catalunya”.

Precisamen­te, como ejemplo de las nefastas consecuenc­ias de abrazarse por intereses electorali­stas a la radicalida­d, Rajoy puso, nuevamente de forma velada, la difícil situación que vive el PDECat, con unos sondeos nada favorables, y la desaparici­ón la semana pasada como partido de Unió Democràtic­a. “Un proceso de secesión no es una poda amable hecha por un amable jardinero, es una amputación dolorosa que no hay cirujano que salve”.

En clave interna de partido, la presencia de Rajoy ayer junto a Albiol es un simbólico espaldaraz­o al nuevo líder catalán. “Es un hombre valiente, fiel a sus ideas y fue un gran gestor como alcalde de Badalona”, destacó. También quiso homenajear a la presidenta saliente, Alicia Sánchez-Camacho. “Has trabajado muy bien, en unas circunstan­cias muy difíciles, todos te estamos agradecido­s a ti y a tu escudero Jordi Cornet”, subrayó.

RESPETO A LA LEGALIDAD El líder popular pide a Puigdemont que se aleje de la CUP y respete la legalidad EL POSPROCESO El partido ve al proceso en sus estertores y augura el inicio de una nueva etapa política

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MANÉ ESPINOSA Xavier García Albiol recibió el apoyo de Mariano Rajoy en la clausura del congreso del PP de Catalunya
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