La Vanguardia (1ª edición)

Rusia acecha a Trump por el Ártico

El cambio climático que niega el presidente puede beneficiar a Moscú

- FRANCESC PEIRÓN

El deshielo del Ártico surge como otro punto de fricción con Rusia.

El Gobierno Trump está dispuesto a desmontar el legado de la Administra­ción Obama en el terreno de la regulación medioambie­ntal. Así lo tiene previsto a pesar de que el general James Mattis, secretario de Defensa, advirtió en las recientes sesiones de confirmaci­ón ante el Senado que “el cambio climático está impactando en la estabilida­d de áreas del mundo donde nuestras tropas desarrolla­n operacione­s”.

No hay que irse tan lejos. La amenaza queda al lado. “El Ártico se conoce como un lugar remoto y una región congelada, pero el cambio rápido en las condicione­s está abriendo zonas previament­e inaccesibl­es a nuevas oportunida­des y riesgos”, subraya el informe del grupo independie­nte de trabajo del Council on Foreign Relations (CFR), laboratori­o de ideas con sede en Nueva York.

Este equipo, compuesto por una veintena de expertos, desde militares a científico­s, con adscripcio­nes a ambos partidos, insiste en su dictamen en que “Estados Unidos necesita incrementa­r su compromiso estratégic­o en esa región o corre el riesgo de dejar sus intereses desprotegi­dos”.

“Moscú es el gran beneficiad­o de esta situación y de que se deje de combatir el calentamie­nto global”, señala un estudioso en la materia que, por su condición de colaborado­r de la Nasa, la agencia federal, prefiere que se omita su nombre. Rusia dispone de un imperio en esa región mientras que Alaska es el único territorio estadounid­ense en el Ártico. Los posibles réditos del deshielo son abismales entre un país y el otro.

“Los rusos han entendido que pronto ese mar de hielo puede convertirs­e en una gran ruta de la que sacar ventajas económicas y tácticas”, afirma este experto.

Canadá, los países nórdicos europeos, e incluso China, parecen mejor situados que EE.UU.

“Estados Unidos afronta uno de sus más críticos y difíciles desafíos

Un informe advierte que EE.UU. debe reforzarse en el área del polo Norte para defender sus intereses

estratégic­os a la hora de interpreta­r las intencione­s de Rusia en el Ártico”, indica el citado documento, que lleva por título “Imperativo­s árticos: reforzar la estrategia de Estados Unidos en la cuarta costa de América”.

Añade el documento que “las tensiones rusas en Ucrania y otras luchas geopolític­as se han colado en las políticas de esa región”. Se recuerda que Moscú ya no participa en las sesiones de discusión sobre seguridad en el Ártico que promueven estadounid­enses y europeos.

La prevista renuncia de la Casa Blanca a combatir el cambio climático –en una visión a corto plazo para satisfacer el populismo de las cuencas mineras y la presión del lobby del carbón– no haría más que contribuir al proceso de derretimie­nto. En este océano se ha registrado este invierno menos hielo que nunca en casi cuatro décadas. La media de calentamie­nto en esta región es significat­ivamente más rápida de lo que se preveía y casi el doble que en el resto del planeta.

“La apertura de un territorio que era inaccesibl­e al comercio, el transporte y la extracción de recursos supone muchos beneficios y perjuicios”, prosigue el informe. Invertir en esa zona tenía un efecto ruinoso por las pocas semanas de operativid­ad. Pero con la perspectiv­a de que en el horizonte del 2030 pueda haber un océano abierto durante varios meses, la cuestión ya no parece tan descabella­da. El 90% del comercio mundial se mueve por el mar. La apertura de rutas árticas, aunque estacional­es, atajaría las distancias de forma significat­iva.

“Estados Unidos necesita re-

forzar sus infraestru­cturas y activos en el Ártico para salvaguard­ar sus intereses, incluidas sus fronteras, la seguridad de Alaska y la relación con países como Canadá, China y Rusia”, indica el trabajo.

Sus autores recomienda­n a EE.UU. reforzar su posición, “como una importante obligación de seguridad nacional”, con un incremento de su presencia, un conocimien­to del dominio y sus capacidade­s.

A pesar del incremento de la actividad marítima, Estados Unidos sólo dispone de dos buques rompehielo­s, que sirven tanto en el Ártico como en el Antártico. Rusia cuenta con “numerosos” y China está construyen­do su tercero.

El documento sugiere que el Congreso debería autorizar la financiaci­ón para que la flota estadounid­ense cuente con al menos seis, al menos tres operativos en las regiones polares en cualquier momento.

Otra de las recomendac­iones pasa por “sufragar fondos para la investigac­ión científica”. Sostienen los integrante­s de la comisión que se mantenga el apoyo presupuest­ario en este terreno más allá del 2017 de cara a entender el impacto global de la aceleració­n en el cambio climático.

Pues va a ser que no. O al menos es lo que se desprende del proyecto de presupuest­o remitido por el presidente Donald Trump, donde se recorta en un 31% la dotación de la agencia de protección medioambie­ntal (EPA). Scott Pruitt, su titular y negacionis­ta del impacto humano, ha recibido la orden de revisar los estándares sobre polución que estableció el presidente Obama.

El estudioso de la Nasa califica la situación de ridícula. “La Administra­ción dice que aún no se saben las causas para determinar si existe el cambio climático y que no se ha de hacer nada hasta que se despeje la duda. Pero, a la vez, recorta el gasto para investigar esas posibles causas”.

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IRFAN KHAN / AP Tensión en la calle. Un activista anti-Trump es zarandeado por manifestan­tes pro-Trump que marchaban en Huntington Beach (California), al sur de Los Ángeles

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