La Vanguardia (1ª edición)

Triana pura

Aguerrida y arrollador­a, Díaz no admite titubeos ni traiciones

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

Dicen de ella que tardó diez años en acabar la carrera de Derecho en las mismas aulas de la misma facultad donde Felipe González se había licenciado años antes. Esa tardanza no debe entenderse, añaden quienes la conocen bien, como falta de aptitud para los libros, sino rémora inevitable de la intensidad que siempre pone Susana Díaz (Sevilla, 1974) en todo lo que emprende. A ella le daba igual la carrera, lo que quería era dedicarse a la política. “El PSOE es mi pasión”, se ha sincerado. Ya desde aquellos años al frente de las Juventudes Socialista­s demostró su personalid­ad arrollador­a y una tenacidad que agota a quienes la rodean.

En esos largos y sombríos pasillos de la antigua Fábrica de Tabacos coincidió con profesores como José Rodríguez de la Borbolla, expresiden­te de la Junta, que la animó a proseguir su camino en la política, pero sin olvidar sus estudios. Hoy Pepote es el único expresiden­te con el que todavía mantiene relaciones. De Manuel Chaves y José Antonio Griñán, quienes cimentaron su carrera, no quiere saber nada desde el estallido de los ERE. Ellos tampoco quieren saber nada de Díaz.

Sólo dos años han pasado desde el 22 de marzo del 2015, aniversari­o de su victoria electoral en las autonómica­s andaluzas, y ya aspira a dar el salto a la política nacional. La fecha que Díaz ha escogido para hacer pública la divina anunciació­n, según los fieles, o el desembarco de Susandía, para los más aguerridos, no es casual. Fortalece el perfil de ganadora que tanto resaltan sus seguidores.

La biografía de Susana Díaz habla de una familia modesta, cuatro hermanas, padre fontanero y madre ama de casa, residentes en el trianero barrio de El Tardón. Allí sigue viviendo hoy con su marido, José María Moriche, el Tieso ,ysu hijo José, el Chicharito. Las imágenes que se conservan de sus primeros años nos devuelven a una Susana Díaz de pelo negro y ensortijad­o, catequista en sus ratos libres, de austera elegancia en las procesione­s de Semana Santa. También su ingenua confesión de que “hago botellón, como todos”. Nunca ha tenido experienci­a en el mercado laboral, más allá de la venta de cosméticos a domicilio. Avón llama.

Su bautismo en las Juventudes Socialista­s inició su camino vertiginos­o en la política, que culminó cuando Griñán la eligió sucesora en San Telmo, previo paso por la consejería de Presidenci­a. Antes, en su periodo como secretaria de organizaci­ón del PSOE andaluz, Díaz demostró que no sabe, ni quiere, frenar cuando llegan las curvas peligrosas. Encontró un partido dominado por personalis­mos y banderas y lo convirtió en una balsa de aceite.

De aquellos tiempos provienen las leyendas urbanas, o no tanto, sobre su capacidad para librar batallas ganadas de antemano y de apartar, sin que le tiemble el pulso, a personas que la ayudaron a llegar a la cima si ya no los considera útiles. José Antonio Griñán la colocó al frente de la Junta de Andalucía y meses después fue aclamada como secretaria general del PSOE-A por la fuerza de los avales, tras un simulacro de primarias.

En aquella campaña se desveló la verdadera Susana Díaz, hasta entonces casi una desconocid­a. Personalid­ad aguerrida y arrollador­a, verbo ágil, resistenci­a para besar a desconocid­os y prodigar abrazos. Una puesta en escena seductora, eficaz en determinad­os escenarios. Tiempos en los que encandilab­a en sus visitas a Catalunya y también a los directivos del Ibex 35.

Su fugaz primera legislatur­a al frente de la Junta, de la mano de IU, finalizó abruptamen­te en enero del 2015. Díaz nunca ha estado cómoda compartien­do el poder. Ni en el partido, ni en el gobierno. Los resultados de las autonómica­s del 22 de marzo que siguieron a la disolución del Parlamento los entendió como un espaldaraz­o absoluto, a pesar de que los datos no cuadraban. Tuvo que sudar la camiseta para lograr un acuerdo in extremis con Ciudadanos.

Díaz no admite titubeos ni traiciones. Podrá encontrar rivales en la militancia andaluza, que no perdonan su papel en la caída de Pedro Sánchez, pero no entre los dirigentes. Rodeada de su guardia pretoriana, donde no figura ninguna mujer, Díaz dedica su vida parlamenta­ria a pasar del PP, compadecer­se de IU y agredirse verbalment­e con Podemos.

Desde ayer, tiene reservado billete para llegar a Ferraz. Pronto se sabrá si es sólo de ida, o viene con descuento para la vuelta.

 ?? EMILIA GUTIÉRREZ ?? Susana Díaz, flanqueada ayer en el multitudin­ario acto que protagoniz­ó en Madrid por Alfredo Pérez Rubalcaba, Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfonso Guerra
EMILIA GUTIÉRREZ Susana Díaz, flanqueada ayer en el multitudin­ario acto que protagoniz­ó en Madrid por Alfredo Pérez Rubalcaba, Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfonso Guerra

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