La Vanguardia (1ª edición)

El auge de colmados pakistaníe­s los sitúa en el punto de mira

Las inspeccion­es a los badulaques revelan que cumplen la legalidad respecto al horario de apertura y de los trabajador­es

- MAYKA NAVARRO Barcelona

El diccionari­o de la Real Academia Española define badulaque como “afeite compuesto de varios ingredient­es que se usaba en otro tiempo”, “chanfaina, guisado de bofes o livianos” y “persona necia, inconsiste­nte”. Autores como Benito Pérez Galdós y Ramón María del Valle-Inclán hicieron buen uso de la tercera aceptación, pero fue Carlos Revilla, primer director del doblaje al castellano de Los Simpson, el que popularizó el término. Se fijó en los primeros significad­os de la palabra para bautizar como “badulaque” el colmado de Apu, el inmigrante indio de la serie. De un tiempo a esta parte los colmados pakistaníe­s, los badulaques, proliferan en cualquier calle de Barcelona y del área metropolit­ana. Su implantaci­ón ya ha superado con mucho barrios como el Raval, Vila de Gràcia o Sant Antoni. Para la mayoría de barcelones­es estos establecim­ientos son todo ventajas, por proximidad, por sus horarios non stop y porque es posible encontrar a deshoras casi todo lo necesario. Pero no son pocos los que también se preguntan si esos horarios son legales y si las tiendas se ajustan a la normativa que regula al resto de establecim­ientos. Los colmados pakistaníe­s están en el punto de mira.

A falta de datos oficiales, las últimas estimacion­es hechas por el observator­io económico Eixos a finales del año pasado cifraban en más 1.100 los comercios de esta tipología existentes en la ciudad. Como el resto de establecim­ientos, estas tiendas son sometidas a inspeccion­es periódicas de Trabajo, de la Seguridad Social, de Sanidad, de la Guardia Urbana y de la Policía Nacional. Casi no hay denuncias contra ellos, pero aun sí, como con el resto de locales, la Inspección de Trabajo y Seguridad Social los visita periódicam­ente.

Existen sospechas, más que evidentes, de que los empleados in-

SIN DISTINCIÓN La apertura de tiendas se extiende a todos los barrios de Barcelona y del área metropolit­ana SIN PRUEBAS La sospecha de no respetar los horarios de los trabajador­es no se acompaña de denuncias

cumplen los horarios laborales, pero es muy difícil demostrarl­o. Lo explica un responsabl­e del Cuerpo Nacional de la Policía. El pakistaní es un colectivo reservado, muy cerrado y en el que sus miembros raramente, por no decir nunca, presentan una denuncia contra otro compatriot­a. Cada vez que un inspector de trabajo visita uno de estos colmados, acompañado de la Policía Nacional o de la Guardia Urbana, sus trabajador­es se limitan a asegurar que cumplen con el horario que fija su contrato de trabajo. Y, ante la ausencia de denuncia y de otros elementos que indiquen que se produce una situación grave, es impensable que un inspector se encargue de comprobar si ese empleado está al frente de la tienda las horas que dice su contrato o muchas más. Lo que sí advierten siempre inspectore­s y policías es que el dueño nunca está en la tienda. “Nunca”, reitera el policía nacional.

Casi nunca hay propietari­os de un solo colmado. Las tiendas pertenecen a un par de socios que tienen a su nombre, normalment­e seis o siete establecim­ientos. Sólo trabajan hombres y todos son compatriot­as. Habitualme­nte sólo el dependient­e que está en la caja registrado­ra tiene contrato de trabajo y la documentac­ión en regla, aunque en el comercio siempre hay tres personas. El segundo hombre dice ser amigo del responsabl­e de la caja y, cuando los inspectore­s le preguntan, siempre responde que está allí “echando una mano”. Además, hay un tercer hombre en la puerta, junto a la calle. “Nunca hemos acabado de entender muy bien su misión, pero el colmado que no tiene a un pakistaní en la puerta tiene el comercio completame­nte abierto, sin puertas, y con la caja registrado­ra situada de manera que permite al empleado mirar hacia la calle”, explica.

No es cierto que estos establecim­ientos incumplan los horarios comerciale­s, indica un responsabl­e de la Guardia Urbana. Pero sí hay una sensación entre algunos vecinos de que ese pequeño local siempre está abierto, bajes a la hora que bajes a la calle, y que siempre está la misma persona atendiendo la caja. La ley de horarios permite una flexibilid­ad mayor a partir de unos determinad­os metros cuadrados y estas tiendas se han hecho fuertes precisamen­te en los horarios en los que el cada vez menos presente comercio tradiciona­l o los supermerca­dos cierran puertas. Los locales de menos de 150 m2 tienen horario abierto. Ese desconocim­iento general provoca, explica un responsabl­e de los Mossos, que algunas personas desconfíen o recelen de lo qué pasa en esas tiendas. Hay distritos de la ciudad con gran presencia de estos negocios en los que varias asociacion­es de comerciant­es y vecinos evidencian sus recelos cada vez que se celebra la mesa de seguridad. “A esa tienda se la ha investigad­o hasta debajo del mostrador y está más en regla que muchos de los comercios aparenteme­nte más legales que el del pakistaní. Rotula en catalán como marca la normativa y vigila muchísimo la venta de alcohol o tabaco a menores, o fuera de horario”, indica el policía.

Hay mucho misterio sobre cómo pueden sobrevivir tantos de estos colmados. La policía sospecha, y alguna investigac­ión lo ha confirmado, que todos los trabajador­es llegan a España con ofertas de trabajo y que, una vez aquí, abonan su deuda por los trámites trabajando los primeros meses a cambio de recibir únicamente un salario de superviven­cia. Otro aspecto común a todos ellos es que se hacen con los locales en desuso con dinero en efectivo. “No piden créditos, no se hipotecan, ni visitan nunca un banco. Como la comunidad china, consiguen el dinero mediante préstamos personales”, indica el policía nacional.

La presencia de mujeres es escasa. No hace tanto tiempo, nueve de cada diez pakistaníe­s empadronad­os en Barcelona eran hombres. “Hace años que llegaban las primeras a Ciutat Vella, pero lo cierto es que es muy difícil verlas”, cuenta un urbano. El policía nacional asegura que últimament­e se detecta una nueva tendencia: muchos pakistaníe­s crean lazos afectivos, incluso familiares, con mujeres rumanas.

LOS PROPIETARI­OS Las tiendas pertenecen a un par de socios que tienen a su nombre media docena de locales LOS EMPLEADOS Llegan a España con ofertas de trabajo y, una vez aquí, abonan su deuda por los trámites

 ?? XAVIER CERVERA ?? Más allá del centro. Uno de los badulaques que han abierto recienteme­nte en plena Diagonal, entre Francesc Macià y avenida de Sarrià
XAVIER CERVERA Más allá del centro. Uno de los badulaques que han abierto recienteme­nte en plena Diagonal, entre Francesc Macià y avenida de Sarrià
 ?? XAVIER CERVERA ?? Un comercio abierto 24 horas, en la Gran Via con Pau Claris
XAVIER CERVERA Un comercio abierto 24 horas, en la Gran Via con Pau Claris

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